• La cadena Pink’s, consciente del problema que enfrentan las personas con intolerancia al gluten, cuenta con un establecimiento 100% ‘gluten free’ en la calle Viriato, 68 (Madrid), donde se sirve su famosa hamburguesa y sus patatas con sazonador Smoky, ambas aptas para celíacos y al mismo precio que en el resto de sus locales.
Según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), entre el 1% y el 2% de la población española padece celiaquía: más de 450.000 personas. Para ellas, comer fuera sigue siendo un reto: demasiados menús incompletos, demasiadas opciones de segunda y un riesgo de contaminación cruzada que convierte algo tan simple como sentarse a la mesa en un acto de fe.
Madrid, como capital gastronómica, ha visto crecer la oferta sin gluten. Pero los espacios 100% libres siguen siendo minoría.
Por eso, en la calle Viriato 68, del barrio madrileño de Chamberí, Pink’s abre su primer local 100% gluten free: un espacio un espacio pensado para que cualquiera, celíaco o no, pueda disfrutar de la misma burger, con la misma calidad y al mismo precio.
Este establecimiento ha sido diseñado desde cero para garantizar una experiencia segura para las personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten. Todo lo que se sirve es 100% libre de gluten. Además, el equipo sigue protocolos estrictos para evitar contaminación cruzada, con cocina exclusiva, ingredientes certificados y formación continua para el personal.
Ese compromiso se ve reflejado en la certificación obtenida por parte de la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten – Comunidad de Madrid y la Asociación Madrid sin Gluten, lo que convierte a Pink’s en la primera hamburguesería 100% sin gluten en España.
Lo que antes parecía una complicación a la hora de salir a comer, hoy empieza a transformarse. No se trata de sumar una alternativa. Se trata de eliminar barreras. De mostrar que comer sin gluten no es sinónimo de comer diferente o comer peor.
En el local Pink’s de la calle Viriato, cien por cien gluten free, la experiencia es exactamente la misma a la del resto de establecimientos: la misma burger icónica, con la misma calidad y el mismo sabor. Sin concesiones ni versiones secundarias, cada bocado está pensado para que lo disfruten tanto quienes necesitan opciones sin gluten como sus acompañantes.
Pink’s no quiere ser tendencia. Quiere ser consistencia. Con el objetivo de sumar valor a las comunidades donde operan, no busca ser la moda del momento, sino construir en el tiempo bases sólidas que les permitan ser parte de la cultura general.
«Si algo aprendimos en estos años es que lo importante no es cuántos nos siguen, sino cuánto tiempo dura lo que hacemos», asegura Andrés Casanova. Y este paso es una declaración de principios: la excelencia pertenece a todos, también a quienes no podían elegir antes.
Pink’s no adapta. Pink’s no concede. Pink’s demuestra que hacer menos, pero hacerlo mejor, es también el camino hacia un mundo donde nadie queda fuera.


