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El crédito a la hostelería en España aumentó un 31,7% en 2020

La hostelería representa el 6,2% del total de la cartera de créditos concedidos a actividades productivas, que se sitúa por encima de 575.000 millones de euros y, dentro del sector servicios, supone el 8,6%.

El crédito a la hostelería creció un 31,7% en 2020, lo que ha supuesto un aumento del endeudamiento del sector de 8.537 millones de euros en 2020, pasando de 26.950 millones de euros en 2019 a casi los 35.490 millones de euros al cierre de 2020, según el informe “Evolución del crédito a empresas en España 2020” elaborado por la consultora AIS Group especialista en la aplicación de inteligencia artificial a la gestión del riesgo de crédito, en base a los últimos datos de stock de crédito del Banco de España.

Según el informe, la hostelería fue el sector que más aumentó su saldo de préstamos en el último año, “superando más de tres veces la cartera de créditos al comercio, que se incrementó un 9,7% en 2020”, señala José Manuel Aguirre, economista y director comercial de AIS Group. “Las del sector hostelero -añade- están entre las más más afectadas por las medidas anti COVID, que en muchos casos han puesto en peligro su continuidad y por lo que la hostelería ha recurrido masivamente al crédito”.

La cartera de créditos al sector hostelero presentaba ya una tendencia alcista un año antes de la llegada del COVID, creciendo de promedio algo más del 5% y el efecto de la pandemia precipitó su crecimiento hasta llegar al 31,7% en diciembre de 2020. De acuerdo con los últimos datos publicados, la hostelería representa el 6,2% del total de la cartera de créditos concedidos a actividades productivas, que se sitúa por encima de 575.000 millones de euros y, dentro del sector servicios, supone el 8,6%.

Calma tensa en la morosidad

El enorme crecimiento del saldo de crédito a las empresas hosteleras en 2020 tiene un reflejo menor en el volumen de la cartera calificada como dudosa, que no sólo no creció el pasado año, sino que se redujo en unas décimas, pasando de una tasa de morosidad del 5,8% en diciembre 2019 a una del 5,4% en el cierre del último ejercicio, lo que corresponde a casi 1.900 millones de euros.

Sin embargo, según Aguirre, estamos en una calma tensa a la espera de que las medidas aplicadas por las administraciones mitiguen el impacto de la situación actual. “El enorme crecimiento del crédito en este sector -indica- puede provocar un aumento considerable de la morosidad y la ola de impagos llegará en unos meses cuando se desactiven algunas de las medidas actuales”.

Evitar un tsumani de impagos

Para evitar que esa ola se convierta en un tsunami que arrase con las carteras de empresas de las entidades financieras, AIS Group recomienda tres estrategias donde tecnología, inteligencia de negocio y analítica tienen un papel clave.

La primera se basa en la simulación de escenarios, donde las técnicas de Inteligencia Artificial, como el machine learning, facilitan la construcción de modelos con un elevado poder predictivo, capaces de visualizar qué sucedería con cada una de las carteras en distintas situaciones macroeconómicas.

Disponer de estas herramientas de simulación ayudan a realizar el cálculo de las provisiones o reservas, ya que permiten anticipar, por ejemplo, cuánto va a afectar al capital de una entidad cada punto de variación del PIB”, indica el directivo, que destaca la importancia de trabajar con escenarios para poder definir estrategias y estar preparados para las contingencias futuras. “Trabajar con escenarios simulados -añade- permite tomar decisiones no únicamente para las operaciones concedidas, sino también para definir políticas de concesión de nuevos créditos”.

Por su parte, los sistemas de alertas y la inteligencia artificial permiten detectar situaciones de riesgo de impago mucho antes de que se produzcan, dando a la entidad tiempo de reacción para tomar medidas que permitan mitigar o revertir la situación en el mayor número de casos posible.

Finalmente, hay que estar preparado para todas las operaciones que acaben impago, que podrían ser muchas. “Para optimizar la gestión de las cobranzas – afirma Aguirre- es imprescindible equilibrar lo que se puede recuperar y el coste que supone”. Es decir, hay que actuar dejándose guiar por el costo de las acciones a llevar a cabo, lo que exige disponer de una buena herramienta de gestión que incorpore una inteligencia de negocio que permita tomar decisiones óptimas basadas en los datos disponibles. “Esta inteligencia responde a cuestiones como quién será el próximo que caerá en mora, qué acción preventiva podemos implementar, a quién le cobramos primero, qué acción será la más indicada en cada caso y su costo, cómo externalizamos…”, señala el director comercial de AIS Group. 

Esto se traduce en la posibilidad de implementar scorings de cobranzas, capaces de determinar en qué perfiles se tiene mayor o menor probabilidad de recuperar, y qué acciones son las más adecuadas en cada caso, cuantificando la estrategia en términos de retorno de la inversión (ROI) y permitiendo simular las distintas alternativas posibles. Además de modelos de refinanciación que identifican qué clientes presentan una mayor probabilidad de salida de una situación negativa frente a una propuesta de renegociación de la deuda, y qué condiciones son las más adecuadas a cada caso.

Los datos de la cartera de créditos a empresas sumados a otros indicadores macroeconómicos deben servirnos como faro para vislumbrar el escenario al que nos aproximamos”, comenta Aguirre. Mientras la morosidad llega, las entidades deben organizarse: formando a su equipo, optimizando y digitalizando procesos, automatizando sistemas y preparándose para tomar decisiones inteligentes basadas en datos, que permitan una gestión de la recuperación más eficiente.