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La Fundación Daniel y Nina Carasso hace balance de 2021, un año marcado por el refuerzo de las alianzas y el apoyo a las personas


La Fundación Daniel y Nina Carasso ha concluido el 2021 con un balance positivo que abarca la continuidad de muchos de sus proyectos, el lanzamiento de nuevas acciones, la colaboración e interacción con diversos agentes sociales y públicos, y todo ello en un contexto de reencuentro bajo nuevas formas con las que se intentan superar las limitaciones causadas por la pandemia de la Covid-19.

El año ha estado marcado, por un lado, por el interés en tejer alianzas y aportar de forma constructiva a nuevas iniciativas; y por otro, por la necesidad de adaptarse a las nuevas circunstancias sociales en las que se desarrollan muchas de las actividades en las áreas de arte ciudadano y alimentación sostenible.

“Pese a las circunstancias de un segundo año de pandemia, hemos visto cómo muchas de las iniciativas que habíamos ideado, tanto en Alimentación Sostenible como en Arte Ciudadano, veían la luz. Sus ingredientes clave: entidades potentes, alianzas duraderas, con visión compartida, tesón e ilusión”, ha dicho Isabelle Le Galo, directora para España de la Fundación.
 

Un año de reencuentros

En 2021, a pesar de la crisis sanitaria persistente, la Fundación Daniel y Nina Carasso ha impulsado nuevas formas de crear lazos, encuentros y compartir aprendizajes. Esto ha resultado en el refuerzo de vínculos que ya tenía con otras personas, entidades e iniciativas , además de la creación de otros nuevos, con los que su ecosistema sigue creciendo.

La Daniel Carasso Fellowship, la ambiciosa apuesta de la Fundación por apoyar y atraer el talento joven investigador en España en materia de alimentación sostenible, ha tenido su primera edición en 2021. El programa contribuirá al desarrollo de la carrera de los dos investigadores premiados: Raquel Ajates, con un proyecto centrado en la investigación de código abierto para semillas autóctonas,  y Daniel Gaitán,  con su proyecto de compra pública como palanca de cambio sistémico. Ambas propuestas generarán grandes aportes a la transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles en España. 

El programa musical de la ceremonia de entrega fue compuesto por Cristina Pato, una de los cinco galardonados con el Premio Artista comprometido en 2020. Ella misma, además, se reunió por primera vez en París con los demás artistas premiados —Neïl Beloufa, Patrick Bouchain, Santiago Cirugeda y Julio Jara— para compartir y comenzar a colaborar en proyectos de transformación social .

En 2021, la Fundación Daniel y Nina Carasso lanzó las convocatorias anuales de las líneas de trabajo: la cuarta edición de Componer Saberes para imaginar y construir futuros sostenibles en Arte Ciudadano y Del campo a la despensa: emprendimiento colectivo para acelerar el salto de escala de la alimentación agroecológica en Alimentación Sostenible, una reformulación de su anterior convocatoria de Obradores compartidos 2019. Se seleccionaron un total de 15 proyectos que recibirán apoyo económico y un acompañamiento metodológico que les ayudará a impulsarse y consolidarse en el tiempo.

Zaragoza fue este año sede del seminario del programa Sistemas Alimentarios Territorializados (SAT), que reunió a las iniciativas seleccionadas en la convocatoria de 2020 para compartir sus avances y comprobar las posibilidades de crecimiento de los proyectos. En paralelo en esa misma ciudad, se realizó el primer encuentro del programa TerrAlimenta, reuniendo a representantes de los Grupos de Acción Local (GAL) seleccionados para su transición hacia sistemas alimentarios sostenibles. También en 2021 se ha presentado Alimentta, think tank impulsado por la Fundación para la transición alimentaria y que, en el último año, ha producido 6 breves podcast que abordan los retos de la transición alimentaria, además de una buena cantidad de artículos científicos que se pueden consultar libremente en su web.

También se han potenciado numerosos encuentros para seguir construyendo e intercambiando experiencias en materia de arte y educación. La red de arte y escuela PLANEA va echando raíces cada vez más fuertes en los más de 50 centros en los que está presente. Este año inició su tercer curso escolar y está generando un ecosistema de proyectos que fomentan y responden a una educación empática, crítica y significativa en las tres comunidades en las que la red tiene presencia: Andalucía, Comunitat Valenciana y Comunidad de Madrid.

Un año de apoyo a las personas y al planeta

En 2021,  a través de su  Plan de Recuperación, la Fundación Daniel y Nina Carasso lanzó el programa Caja de Resistencias, una iniciativa que busca ayudar a artistas que desarrollan su labor fuera de los canales habituales y que han visto afectadas sus trayectorias a consecuencia de la pandemia.  Otra iniciativa de apoyo para el curso escolar 21/22 ha sido el arranque de la primera edición de Complemento Directo, un programa de becas de estudio y acompañamiento para cursar un postgrado en mediación cultural o áreas afines. Además, y en alianza con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) y la asociación hablarenarte, la Fundación ha creado MAR, una plataforma de mediación cultural con la que continúa dando soporte a esta profesión que contribuye a la colaboración entre  instituciones y sociedad civil.

El impulso y la creación de alianzas en proyectos transversales y filantrópicos promovidos por la Fundación ha sido otro de los ejes de su acción en 2021: la coalición filantrópica española por el clima, Fundaciones por el Clima, que la Fundación Daniel y Nina Carasso ha impulsado junto a la Asociación Española de Fundaciones (AEF), ha continuado creciendo hasta llegar a  más de 130 fundaciones firmantes. Su movilización acompaña a las lideradas por Philea en Europa y Wings a nivel mundial.  Además, junto a la AEF y la Fundación Mott, se desarrollaron dos convocatorias del programa de apoyo a la creación de Fundaciones Comunitarias, un modelo poco común en España pero altamente eficaz como impulsor de nuevas formas de filantropía para el desarrollo territorial.

2021 ha sido también un año de reflexión y trabajo en la Fundación sobre cómo articular un acompañamiento de calidad para los proyectos a los que brindan apoyo. Fruto de esta reflexión ha sido la creación de Cartæ, un programa de formación que ofrece a los proyectos acompañados herramientas para su sostenibilidad a largo plazo. Ese mismo deseo de poner sus recursos al servicio de proyectos transformadores ha llevado a la Fundación Daniel y Nina Carasso a escuchar con atención al ecosistema de impact investing español para diseñar una estrategia en esta materia en España. Así, a lo largo de los próximos meses la Fundación espera ver cómo toman forma algunos proyectos vinculados a esta estrategia, que persigue una máxima coherencia entre las inversiones y las subvenciones de la Fundación. Junto con Stone Soup, además, ha desarrollado un modelo único y propio de evaluación y pilotaje del impacto sistémico que ya se está aplicando progresivamente a sus programas. La Fundación también ha formado parte de las Comunidades de Prácticas de medición y gestión del impacto de ESADE, tanto a nivel europeo como español.

Manteniendo la coherencia entre la inversión y la misión social,  durante el último año la Fundación ha continuado inmersa en un proyecto inmobiliario innovador. A finales de 2020 adquirió un inmueble en el centro de Madrid que tiene previsto rehabilitar para crear un espacio colaborativo, dedicado al mecenazgo y a la economía social y solidaria y contribuir así a la transformación social. El proyecto supondrá una inversión de 12 millones de euros a lo largo de tres años.

Hacia 2022: consolidando iniciativas y tejiendo nuevas alianzas

La delegada general de la Fundación Daniel y Nina Carasso, Marie-Stéphane Maradeix, ha manifestado que en 2022 se continuará el desarrollo de programas e iniciativas de nueva creación y se consolidarán aquellos que ya tienen una trayectoria dentro de la Fundación. “Desde nuestra creación, nos ha movido la convicción de que el arte y la cultura son factores esenciales de emancipación y realización, y que los artistas tienen un papel central que desempeñar en el mundo que viene. También creemos que la alimentación sostenible, democrática, solidaria y agroecológica es un modelo para el futuro de las personas y de la Tierra, que es capaz de aportar soluciones concretas y resistentes a las situaciones de emergencia, al tiempo que nos protege de los retos futuros”, ha enfatizado.

Durante la primavera de 2022 se lanzarán las convocatorias de Arte Ciudadano y Alimentación Sostenible, Alianzas para una democracia cultural y Sistemas Alimentarios Territorializados, respectivamente. Durante este año, la Fundación seguirá apoyando la realización, publicación y difusión de estudios científicos relacionados con los sistemas alimentarios y sus implicaciones sociales, además de lanzar otras iniciativas, aún por anunciar, que se basarán en capitalizar los aprendizajes derivados de sus propias experiencias para que puedan guiar e inspirar a otros agentes sociales, artísticos, alimentarios y filantrópicos.