Un destino gastronómico imprescindible en Madrid, donde la cocina mediterránea y el producto de temporada se elevan a través de técnicas contemporáneas y sutiles guiños a la tradición castiza en una propuesta que combina sabor y creatividad
Tras medio año de exitosa travesía en la capital, Corsario, el emblemático restaurante nacido en el corazón de Ibiza, consolida su presencia en Madrid con el estreno de una nueva carta que reafirma su compromiso con la excelencia gastronómica, el producto local y, por supuesto, el buen comer. Ubicado en el barrio de Justicia (C/ Tamayo y Baus, 1), Corsario Madrid se posiciona como un templo culinario para los paladares más exigentes.
La propuesta gastronómica está dirigida por el joven chef cubano Liván Valdés, quien, con tan solo 25 años, lidera tanto el restaurante madrileño como su homónimo en Ibiza. Su cocina, de autor y profundamente personal, combina técnicas contemporáneas con sutiles guiños a la tradición castiza, reflejados en una carta que honra la excelencia del producto. Así, cada plato elaborado con materia prima de primer nivel, -auténtico sello de la casa- es un homenaje al entorno y a la temporalidad.
Un imprescindible para los amantes de la buena cocina
La nueva carta, concebida como un viaje estacional por los sabores más frescos y evocadores de cada temporada, despliega una selección de platos mediterráneos que conquistan tanto por su sabor como por su cuidada presentación. La experiencia comienza con una delicada degustación de mantequilla artesanal ahumada con madera de pino, junto al aceite Loa77, fruto de un cultivo sostenible en los olivares de Villaconejos, y el exquisito pan de masa madre del obrador madrileño Alma de Cereal. A continuación, las gildas de ventresca de atún marcan el inicio de un festín difícil de olvidar.
Entre los entrantes destacan clásicos reinventados como las croquetas de jamón ibérico y la sopa de cebolla homenaje a Bocuse con jugo de cebolla morada, chalota, brioche y gorgonzola, así como el delicioso magnum de foie gras y brioche de tête. Mención especial merece la lasaña de ragú de jabalí con bechamel de cardamomo, crujiente de oreja y callos con chutney de tomate, una auténtica celebración de la gastronomía más castiza. Mientras que, los platos principales son un testimonio del saber hacer de una cocina que combina técnica, sensibilidad y creatividad. Ejemplo de ello son: el lenguado a la “beurre”, cocinado a la brasa con salsa de mantequilla, alcaparras, acelgas marinadas y salicornia o el pichón de Bresse en su propio jugo con setas escabechadas e higos.
Como broche final, los postres elevan la experiencia con el soufflé de yogurt y limón con helado de pistacho, y el flan de huevo con helado de leche y caramelo salado, entre otros, aportando un final realmente equilibrado a cualquier comida.
Más de 100 referencias para los amantes del vino y una coctelería de primer nivel
Una cuidada selección de vinos acompaña y marida a la perfección a la oferta culinaria. La bodega equilibra lo local y lo internacional, con etiquetas que van desde vinos de proximidad como Dorio, Licinia Tinto o Cuarto Lote Blanco, hasta referencias nacionales como La Volada de Albet i Noya, un blanco particular y diferente del Penedes, e internacionales como Chateau Pichon Longuevill de Puillac.
Entre los imprescindibles destacan champagnes como Dom Pérignon, Cristal o Ruinart Blanc de Blancs; blancos como el Les Preuses Grand Cru (Chablis) o el Boggina Bianco; y tintos legendarios como Pingus, Vega Sicilia Único, Pago de Carraovejas u Ornellaia. Como cierre perfecto, la carta ofrece vinos dulces de culto como Château d’Yquem o el Tokaji 5 Puttonyos.
Además, para quienes buscan deleitarse con destilados de alta gama, la carta presenta una selecta colección de tequilas entre los que destacan: Clase Azul Reposado, Don Julio 1942 Añejo y Maestro Dobel Cristalino, y whiskis excepcionales como The Macallan 15, Johnnie Walker Blue Label y Dewar’s Cuadruple 21.
La oferta se completa con cócteles emblemáticos, entre ellos el Long Island Iced Tea, elaborado con ron blanco, tequila, vodka, ginebra, zumo de limón y terminado con refresco de cola, junto a los clásicos Bloody Mary y Tom Collins, entre otras exquisitas propuestas. También destacan los combinados sin alcohol, con creaciones como el Pirrilove y la Limonada Corsario de jengibre, zumo de limón y lima y tónica.
Con un equipo entregado a la hospitalidad y al buen gusto, Corsario Madrid es el destino imprescindible para quienes buscan una propuesta gastronómica de alto nivel en la capital; un restaurante con alma madrileña donde comer realmente bien, que rinde homenaje al producto local, de temporada y de mercado en cada plato.
Horarios:
De miércoles a sábado, de 13:00 a 00:00 horas.
Domingos, de 13:00 a 17:00 horas.
Dirección:
Calle Tamayo y Baus, 1 – Madrid (Barrio de Justicia)






