• Cada vez más personas priorizan regalar experiencias frente a objetos materiales, una tendencia impulsada por el consumo consciente y el deseo de generar recuerdos compartidos • La psicóloga y divulgadora Lara Ferreiro explica que muchos de sus pacientes prefieren “momentos que les hagan sentir, que les devuelvan la ilusión y la capacidad de disfrutar sin miedo al juicio”
Con la llegada de la Navidad, una época tradicionalmente asociada al consumo, cada vez más personas están replanteando su forma de regalar. Frente a los objetos materiales que terminan acumulándose en casa, gana fuerza una tendencia orientada a regalar experiencias que generen emociones reales, recuerdos duraderos y momentos compartidos.
Según la psicóloga y divulgadora Lara Ferreiro, este cambio responde a un deseo creciente de volver a conectar con lo esencial. “Cada vez más pacientes me cuentan que no quieren que les regalen cosas, sino momentos que les hagan sentir, que les devuelvan la ilusión y la curiosidad, y la capacidad de disfrutar sin miedo al juicio”, afirma.
A medida que aumenta la insatisfacción por la acumulación de objetos que no se utilizan, cada vez más personas optan por regalar experiencias como una forma de reducir el consumo innecesario y apostar por opciones que generen un impacto positivo en el bienestar emocional.
Según el informe La economía de las experiencias 2025 de Mastercard, el 50 % de los españoles planea aumentar su gasto en experiencias en 2025 respecto al año anterior, lo que demuestra el creciente interés por este tipo de regalos frente a los bienes materiales.
Entre las más destacadas están los viajes, el bienestar (masajes, spa) y la cultura. Dentro de este último punto gana cada vez más adeptos el arte inmersivo, aquel que permite a los visitantes formar parte de él y utilizar no solo la vista, si no todos los sentidos.
Precisamente IKONO, referente en ocio experiencial, registra más de 1,8 millones de visitantes, dato que refuerza el crecimiento de este tipo de experiencias que transforman la manera en la que las personas viven el arte.
“El arte inmersivo es una herramienta que va más allá de la contemplación: es un momento para explorar emociones, estimular la creatividad y fomentar la introspección personal”, explica Fernando Pastor, CEO y cofundador de IKONO. “En IKONO diseñamos cada experiencia para que los visitantes puedan desconectar del ritmo cotidiano y reconectar con aquello que realmente importa con instalaciones donde la luz, el color, el sonido y las texturas crean un entorno que incita a explorar las emociones, estimular la creatividad y fomentar la introspección personal”.
En un momento del año en el que la presión por comprar regalos puede generar estrés y expectativas difíciles de gestionar, las experiencias inmersivas ofrecen una alternativa para regalar calma, juego, conexión y presencia. Una forma de devolver a la Navidad su esencia emocional: compartir tiempo de calidad y crear recuerdos.
Así, en lugar de incrementar la lista de objetos materiales, esta nueva tendencia invita a apostar por vivencias que acompañen, inspiren y se conviertan en historias para recordar. Como apuntan desde IKONO, “regalar una experiencia es regalar un momento para sentir”.

