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La COVID-19 pone en peligro 4,4 millones de empleos y 250.000 millones de euros del sector turístico español

McKinsey presenta un nuevo informe sobre la recuperación del turismo en España

La COVID-19 ha tenido desde sus inicios un impacto devastador en diversos sectores económicos de España, con especial virulencia en un sector prioritario: el turismo. Según el informe sobre Turismo en España desarrollado por McKinsey, las fuertes restricciones a la movilidad y una gestión ineficiente en su reactivación y adaptación al nuevo contexto podrían provocar la pérdida de más de 250.000 millones de euros y 4,4 millones de empleos hasta el 2024.

Estas previsiones contrastan con la realidad del sector tan solo dos años antes, en 2019, cuando tres de los cinco destinos europeos más visitados eran españoles y el turismo nacional tenía un valor de más de 168.000 millones de euros (14.3% del PIB español).

La recuperación plena puede tardar años

Tal y como muestra el gráfico 1, se prevé que la recuperación del turismo doméstico no se alcance hasta el 2024, postponiéndose al 2025 en el caso del turismo internacional. Estas previsiones se basan en cinco factores que afectan a la velocidad de recuperación del sector del turismo:

  • Atractivo de los destinos domésticos: según el Foro Económico Mundial, España es uno de los tres países con mayores recursos naturales y culturales del mundo. Estos atractivos turísticos deberían potenciarse para aumentar un turismo doméstico que compense las pérdidas del turismo internacional. En este sentido, Cataluña, Islas Baleares y Andalucía son las comunidades con mayor poder de atracción.
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  • Dependencia del transporte aéreo: las preocupaciones en torno a la seguridad y restricciones en este tipo de transporte afectan especialmente a los destinos españoles que dependen de la llegada en avión. Precisamente, estos viajes representaron el 82% de los movimientos de turistas en España y algunos de los destinos turísticos más famosos de España dependen de este tipo de desplazamientos.
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  • Salud e higiene: estos aspectos condicionan en gran medida las decisiones de los viajeros. En este sentido, España no goza de la mejor posición. Como ejemplo, cuenta con 30 camas de hospital por 10.000 habitantes, frente a otros destinos como Francia, con 65 camas; Alemania, 83 camas; o Japón, con 134 camas.
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  • Dependencia de los viajes de negocios: las nuevas modalidades de trabajo y restricciones sanitarias están limitando los viajes de negocio afectando gravemente a algunos destinos españoles a medio plazo. En España los viajes de negocios representan el 17% del gasto en viajes domésticos, porcentaje mucho más alto que otros países como Portugal, con tan solo un 7% de gastos en viajes domésticos destinados a los negocios.
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  • Sostenibilidad: los turistas cada vez están más concienciados con la huella de carbono que suponen sus viajes y algunos empiezan a considerar el impacto medioambiental en sus decisiones de viaje. Según el Yale Center for Environmental Law & Policy, el desempeño ambiental de España es bueno, ocupando el puesto 14 a nivel internacional.

Aunque el turismo español experimentó ciertos repuntes tras levantarse el confinamiento en 2020, el desempeño débil del sector español en varios de los factores anteriores apunta a un periodo prolongado de recuperación.

Además, este informe elaborado por McKinsey señala que la fuerte caída del turismo en España también impactará en otros sectores de la economía. El turismo es una actividad que en España tiene un fuerte impacto en la sociedad dada su relevancia en la actividad económica del país. Teniendo en cuenta sus efectos directos, indirectos e inducidos representa el 14,6% de los empleos del país[1], siendo mucho más relevante aún en algunas regiones costeras como Andalucía, las islas Baleares, las islas Canarias, Cataluña y la comunidad de Valencia, donde el turismo representa más del 20% del PIB de la comunidad y más del 20% de los empleos, como se observa en el gráfico 2

El sector turístico español, altamente fragmentado, se compone de muchas empresas pequeñas y familiares. De hecho, en 2019 las empresas de turismo con menos de 1 millón de euros en ingresos representaron el 15% de los ingresos totales del sector (frente a un 4% de media en el resto de los sectores que componen la economía española). Sin intervención externa o apoyo por parte del gobierno, muchas de estas pequeñas empresas podrían tener dificultades para sobrevivir a la pandemia. Por otro lado, no solo las empresas directamente dedicadas al turismo (hoteles, agencias de viajes, transporte, atracciones turísticas, etc.) se ven afectados por la coyuntura actual, también sufren una innumerable cantidad de empresas pequeñas que, para mantenerse a flote, dependen de un flujo constante de transeúntes, tales como los centros comerciales, los restaurantes y las tiendas de ventas al por menor. A medida que estos pequeños negocios ven mermada su actividad, la industria inmobiliaria podría sufrir consecuencias, y, a su vez, muchos propietarios podrían no ser capaces de cumplir con sus obligaciones financieras, lo que a gran escala puede suponer efectos económicos colaterales que supondrían un duro golpe para el sector financiero.

Renovación estructural del perfil del turismo español y recuperación del sector

Según este informe, el turismo MICE (congresos, convenciones, eventos, ferias y viajes de incentivo), los viajes en grupo, los cruceros, los viajes de negocios individuales y los segmentos urbanos, que representan el grueso del PIB del turismo español, serán los más afectados por la pandemia y necesitarán más tiempo para recuperarse e incluso algunos podrían no recuperar totalmente los niveles pre pandemia en el futuro previsible.

Por ello, los autores del estudio afirman que estos tipos de turismo deberán reimaginar por completo sus modelos de negocio. En cambio, el turismo de segunda residencia, el ecoturismo y el turismo religioso, deportivo y cultural se verán menos afectados y se recuperarán más rápido.

  

Además, en un reciente informe elaborado por el McKinsey Global Institute, “El futuro del trabajo después de la COVID-19”, se señala que los puestos de trabajo del sector turístico sufrirán grandes transformaciones durante y después de la pandemia. Por todo lo anterior, el informe señala que los gobiernos y empresas del sector turístico deberán trabajar alrededor de tres grandes ámbitos, y será necesario evaluar las medidas de acuerdo con su retorno sobre la inversión (ROI), tomando en consideración el retorno económico directo, los efectos indirectos e inducidos y la sostenibilidad de los empleos creados.

Apostar por la eficiencia y la competitividad

Debido a la incertidumbre económica y social, este informe afirma que las empresas de turismo tendrán que volverse mucho más eficientes en sus operaciones, no solo mediante la implementación de transformaciones de costes más “tradicionales”, sino prestando más atención a la productividad y la competitividad. Javier Caballero, coautor del estudio y socio de McKinsey, señala: “la crisis de la COVID-19 ha obligado a muchos viajeros a explorar destinos alternativos y, como resultado, la competencia podría aumentar. Las empresas de turismo tendrán que volverse más ágiles para ser capaces de reaccionar de manera más rápida a los cambios en la demanda e innovar en la forma en la que interactúan con los clientes”.

La digitalización será una de las palancas clave que ayudarán en la recuperación del sector. Las empresas podrían potenciar y aumentar este impulso con la ayuda de los gobiernos locales, los cuales están buscando promover una mayor digitalización mediante esquemas directos. El gobierno español ya ha anunciado 5.000 millones de euros en fondos digitales para las empresas pequeñas y medianas, a través del “Plan de Digitalización de Pymes 2021-2025”. Por otro lado, los recientemente anunciados fondos Europeos (NextGenerationEU), solicitan proyectos que cumplan con requisitos digitales y de sostenibilidad. Las empresas tienen una gran oportunidad de aprovechar estos incentivos para darle un mayor impulso a sus iniciativas digitales.

Javier Caballero apunta: “las empresas podrían equiparse con infraestructura tecnológica y de sistemas para beneficiarse de técnicas de analítica avanzada y digitalización de procesos para rastrear y pronosticar el comportamiento y las preferencias de los viajeros a un nivel más granular, detectando y prediciendo microburbujas de demanda y tendencias nuevas. Por ejemplo, a medida que se vuelven más comunes los contratos que permiten “trabajar desde cualquier parte”, las empresas turísticas españolas podrían ofrecer algunos destinos como lugares atractivos para trabajar a distancia”.

Innovar colaborativamente entre organizaciones y entre sectores

Junto a la eficiencia, la innovación será la otra gran palanca de cambio. Aquellas compañías que trabajen con empresas de otros sectores para identificar nuevos segmentos de turismo con demandas particulares y crear productos que las atiendan, podrán abrir más fuentes nuevas de ingresos y transformar segmentos vulnerables del turismo, como los eventos MICE y los viajes de negocios. Por ejemplo, algunos espacios dedicados a ferias y eventos podrían reconvertirse en centros formativos y educativos, o los parkings de hoteles enfocados a viajes de negocio podrían formar parte de la infraestructura necesaria para la electrificación del parque móvil de las principales ciudades españolas.

Adicionalmente, la colaboración creativa entre compañías ha demostrado ser una forma muy eficiente de “compartir” costes y aliviar cuellos de botella. Los autores del estudio señalan que “por ejemplo, los restaurantes de comida rápida que solo pueden atender pedidos a domicilio en determinados períodos, podrían reubicar a sus empleados en tiendas de alimentación que necesitan trabajadores adicionales para atender el incremento de demanda”.

Colaboración público-privada

Aparte de proporcionar ayuda financiera al sector, el gobierno podría adoptar un papel aún más activo y sostenible en la gestión del turismo al asociarse con empresas para aumentar el atractivo de destinos turísticos, mientras garantiza altos estándares de higiene y seguridad.

El estudio señala el ejemplo de China, donde las autoridades han apoyado a las tiendas locales al crear zonas de duty-free para incentivar a los turistas domésticos a comprar. Por otro lado, en España, se están popularizando muchos destinos pequeños o rurales, pero las organizaciones que gestionan los destinos locales (DMO, por sus siglas en inglés) carecen de suficiente presupuesto y capacidad para capitalizar esta tendencia y publicitar a escala los rasgos únicos de sus respectivas regiones para atraer un flujo significativo de turistas. El estudio ofrece como solución a esto establecer una colaboración entre las DMO regionales a través de grupos o clusters de turismo y señala los ejemplos de la región alemana de Schleswig-Holstein o el Wellness Cluster Tirol en Australia.

La coordinación efectiva es la clave para la colaboración exitosa, por ello, concentrar el liderazgo de la recuperación del sector en una “fuerza especial de reimaginación del turismo” es una respuesta de gestión de crisis que muchas organizaciones han implementado en situaciones similares. Esta “fuerza especial de reimaginación del turismo”, que reúne a actores públicos, privados y semiprivados en grupos de proyectos encargados de atender las prioridades centrales, podrían ofrecer un marco de colaboración activa que resulta particularmente adecuado para las distintas organizaciones dentro del sector. Teniendo en cuenta la incertidumbre que rodea el momento y la velocidad de la recuperación del turismo, obtener una retroalimentación rápida y redistribuir los fondos de acuerdo con esto será esencial para garantizar que los paquetes de estímulos tengan el máximo impacto. La fuerza especial de reimaginación del turismo coordina a los equipos para garantizar una toma de decisiones ágil y que todas las actividades se alineen con el resultado esperado.