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Patrimonio y teatro en nuestra visita a Cuéllar


Visitar la villa segoviana de Cuéllar siempre es una experiencia excitante. A su numeroso patrimonio monumental fruto de su larga historia, y que no es posible descubrir en un solo día, se unen otras sorpresas como las visitas teatralizadas.

Cuéllar puede presumir de contar con una compañía de teatro propia, no creada por ciudadanos anónimos, que las hay también, sino una dependiente única y exclusivamente del Consistorio Municipal. Una compañía pequeña que rebosa ilusión y ganas de hacer cosas diferentes que atraigan la atención del visitante que desea descubrir la historia, tradiciones y por supuesto, los monumentos de la villa. Pero ya habrá tiempo más tarde de hablar de ella. Antes vamos a dar un agradable paseo por Cuéllar para descubrirá algunas de las joyas que guarda en sus calles y plazas.

Con el magnífico castillo del Duque de Alburquerque como monumento más reconocido de la villa, la villa cuellarana cuenta además con un número importante de templos religiosos, varios de ellos de estilo mudéjar lo que la convierte en uno de los núcleos más importantes de este estilo arquitectónico en la comunidad de Castilla y León, así como palacios, conventos

IGLESIA DE SAN ANDRÉS, JUDERÍA Y HOSPITAL Y CAPILLA DE LA MAGDALENA

A extramuros de la ciudad se encuentra nuestra primera parada, la iglesia mudéjar de San Andrés. Construida ya en 1277, cuenta con tres ábsides, el central de mayor tamaño y decorado en el exterior con dos arquerías ciegas de medio punto y ventanas en un piso superior separadas por frisos de esquinillas. Atravesamos la portada principal, levantada sobre otra anterior de estilo románico, y el interior nos sorprende con las pinturas en los ábsides con motivos geométricos en tonos rojos y negros; el retablo mayor, presidido por el santo titular; numerosos retablos en su mayoría barrocos e interesantes imágenes como la de la Virgen de Rochela o el Cristo de San Gil. Admiración por este magnífico templo, que aumenta cuando atravesamos una puerta que a primera vista parecía no llevar a ninguna parte y nos adentra en una pequeña sala con una magnífica colección de imágenes, destacando un calvario del gótico primitivo que presidió la Catedral de Valladolid en la I Edición de “Las Edades del Hombre”.

Abandonamos San Andrés para llegar a la Judería atravesando la Puerta de San Andrés. La presencia de la población hebrea en Cuéllar se documenta desde finales del siglo XIII, siendo una de las aljamas más pequeñas de la provincia, algo que cambiaría con la decadencia de las grandes juderías de Andalucía, Toledo, Valladolid o Burgos, pasando la de Cuéllar a ser una de las más importantes del reino de Castilla en el siglo XV. Situada entre las murallas de la ciudadela y de la villa, en el espacio comprendido entre la Puerta de la Judería, la calle de San Esteban, la plaza del Mercado del Pan, la calle de la Magdalena y la Puerta de San Andrés, en Cuéllar solo se conserva la Puerta de la Judería, conociéndose además el emplazamiento exacto de la Sinagoga. Sus callejuelas estrechas y empinadas nos regalan la visión de bellos ejemplos de arquitectura popular y de numerosos monumentos como el Estudio de Gramática, el hospital y capilla de la Magdalena, la iglesia de San Esteban y el Parque Arqueológico de San Esteban, donde se conservan, junto a los enterramientos, pilas de batanes.

Continuamos por la calle de la Magdalena para llegar a nuestro siguiente destino, el Hospital-Capilla de la Magdalena. Hospital fundado en 1429 por el Arcediano Gómez González para atender a las personas necesitadas, pero al que realmente solo accedían los pecadores, prostitutas o enfermos que habían sido castigados por Dios por sus vicios. La capilla, a la que se accede a través de una portada gótica, guarda en su interior la imagen de la santa titular acompañada por San Roque y San Esteban el Joven, pinturas murales de diferentes épocas y una exposición permanente que con el título “Un viaje a través del legado Sefardí” descubre al visitante una parte de la historia medieval de la villa mediante réplicas de los documentos más importantes que se conservan en los archivos de Cuéllar referentes a estos habitantes, paneles explicativos y objetos y enseres propios del mundo hebreo.

LOS NADIES

Después de una breve parada en El Estudio, establecimiento donde es posible adquirir algunos de los mejores productos locales de Cuéllar y situado justo al lado de la iglesia de San Esteban, que visitaremos más tarde, no dirigimos a la iglesia de San Martín – Centro de Interpretación del Arte Mudéjar donde nos espera Paulino, uno de los personajes de la visita teatralizada “Los Nadies”.

Pero antes de descubriros esta representación teatral vamos a hablar un poco de la compañía de teatro a la que antes aludíamos. Formada por cuatro actores, Blanca Amelia Izquierdo, autora del texto de Los Nadies y directora; Diego Baeza encargado de la selección musical; Sergio Caminero que aporta su conocimiento sobre la indumentaria de la época y Aurora Mayo que se ocupa de las labores de comunicación. Su implicación es tal que ellos mismo se encargan además de la selección de la música, ade la investigación, diseño y creación del vestuario. Un trabajo incansable, buscando que cada nueva representación sea novedosa y cargada de frescura, que unido al desbordante talento de cada unos de ellos y su amor por la profesión dan como resultado bellas obras de teatro que emocionan al público.

Ambientada en el año 1883, momento en que Espronceda llega exiliado a Cuéllar, sus protagonistas no son ni el escritor, ni los duques ni los grandes hombres y mujeres de la villa. Los personajes que dan vida a “Los Nadie” no aparecen en los libros de historia, pero contribuyeron a escribir sus páginas, son los criados y labradores. Se trata de una obra de evocación más que de recreación que se permite licencias y métodos dramáticos como la farsa que aportan frescura y dinamismo a la obra. Y como novedad con respecto a anteriores representaciones, ésta cuenta con una fuerte presencia musical al contar con siete piezas que proceden de la tradición oral local y de distintas recopilaciones publicadas en la Fonoteca de la Fundación Joaquín Díaz o el Archivo de la Tradición Oral de Segovia. Esta representación, que se ha llevado durante todo el verano y hasta bien entrado el otoño, hace un punto y aparte hasta la próxima primavera en que sus protagonistas: Paulino, Juliana, Martina y Martín volverán a recorrer las calles de Cuéllar para hacernos pasar uno de esos bueno momentos que tardaremos en olvidar.

En su recorrido, “Los Nadies” nos descubren algunos de los rincones más de interesantes de la villa. Como el Estudio de Gramática, fundado en 1424 por el Arcediano Gómez González para fomentar la educación entre los cuellaranos llegando a ser esta institución una de las más importantes de la zona durante siglos y antigua casa-cuna en la que dejaban abandonados a los huérfanos del lugar, a los que apellidaban Cuéllar; la iglesia de San Esteban que destaca por su imponente ábside y los cuatro sepulcros ojivales de alabastro del siglo XV adornados con arabescos mudéjares policromados del presbiterio en los que se encontraron, concretamente el de Doña Isabel de Zuazo, libros de oración y bulas de los primeros tiempos de la imprenta, algunos incunables; para dar por finalizada la representación en los antiguos lavaderos.

“CASTILLO DE ÁNIMAS”

Castillo de Ánimas” es la representación que sustituye a “Los Nadies” y que se llevara a cabo todos los fines de semana -8 representaciones- hasta mediados del mes de diciembre. Con el Castillo del Duque de Alburquerque como privilegiado escenario, esta didáctica obra esta pensada más para grupos de escolares, aunque las familias o grupos de amigos también podrán pasar un entretenido rato mientras descubren la historia de la fortaleza contada por cuatro personajes vivieron y murieron entre sus regios muros. Estos son: Catalina la baratilla (Aurora Mayo), manceba de palacio que da la bienvenida al castillo; Hernán López de Yanguas (Sergio Caminero), humanista al servicio de los duques de Alburquerque y encargado de su educación; Doña Isabel de Zuazo (Blanca Amelia Izquierdo), que se encuentra en el castillo para exigir una vez que le pongan su nombre a una calle de la villa y Francisco Biendicho (Diego Baeza), butronero y preso aquí cuando el castillo era cárcel para presos tuberculosos y que fue el que ideó la fuga de la cárcel en 1957. Episodio real en el que varios presos murieron por disparos de la Guardia Civil y entre los que se encontraba nuestro protagonista.

HACERSE UN ECHEGARAY, DISFRUTAR DE SU GASTRONOMÍA Y DEGUSTAR UN CÓCTEL

Pero como es preceptivo, en este viaje también hubo tiempo para alimentar el cuerpo. Antes de dirigirnos a uno de los restaurantes de la villa nos hicimos un Echegaray, que es como llaman en Cuéllar a tomar el aperitivo antes de la comida. Nos decantamos por Gastrobar Las Bolas un pequeño establecimiento donde es posible degustar algunas de las mejores tapas de la villa; croquetas, oreja, patatas bravas…, todo ellos acompañado de los deliciosos tintos y blancos que en esta tierra se elaboran. A pocos metros se encuentra nuestra segunda elección, Refectorio San Pedro, un magnífico restaurante ubicado en la antigua iglesia de San Pedro del siglo XIII en el que el exterior se presenta como el románico más puro, mientras que en el interior nos admiramos con el estilo gótico.

En el restaurante San Francisco -fonda en el pasado, hostal en la actualidad y uno de los establecimientos más antiguos de Cuéllar- y lugar elegido para alojarse por los amantes de los cinco continentes que cada año vibran con los Encierros de Toros, los más antiguos de España, descubrimos la gastronomía cuellarana. Unos deliciosos entrantes dieron paso al que probablemente es el plato más típico y demandado de Cuéllar, el lechazo asado en horno de leña. Como no podía ser de otra manera, regado con los vinos de Bodega Malaparte que se elaboran a pocos kilómetros de la villa.

Acabamos esta magnífica experiencia cuellarana visitando otro de los establecimientos más emblemáticos y sorprendentes de Cuéllar, Las Iglesuelas Café. Local desde el que se puede disfrutar de las mejores vistas de la villa mientras se degusta uno de sus sorprendentes cócteles o un delicioso zumo natural, original propuesta que ofrece Olmar, su propietaria.

Iniciamos el camino de vuelta con la satisfacción que da haber descubierto un lugar único, repleto de experiencias y al que sin duda alguna volveremos, pues lo que hemos podido disfrutar es solo una mínima parte de lo que ofrece.