Al sur de Álava, en pleno corazón de Rioja Alavesa y rodeada de viñedos, se erige Samaniego, una pequeña localidad señorial, con encanto y siglos de historia en cada una de sus enlosadas calles. Una villa que ha sabido custodiar hasta nuestros días, vestigios de épocas de antaño: la Iglesia de la Asunción, con una portada barroca y un retablo de estilo churrigueresco, y el Palacio de Samaniego, testigos mudos de los acontecimientos y vicisitudes de los ciudadanos de la localidad siglos atrás.
Es en este entorno, en el que el vino lo envuelve todo, donde el Palacio de Samaniego se alza ante el visitante. Un edificio de piedra de sillería que data de finales del siglo XVII, reconvertido desde finales del XX en algo más que un pequeño hotel con encanto. Ya rehabilitado, Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante es hoy un ejemplo vivo de la hospitalidad hecha confort, de la tradición gastronómica más vanguardista y el trato personalizado de sus gerentes. Cada rincón y cada habitación de este señorial edificio, cada plato y cada vino que se sirve en su restaurante, recupera el esplendor de otras épocas, ofrecidas al visitante como suculentos bocados de historia.
Si las paredes de este Palacio hablaran, contarían las historias del cura de la localidad, Diego López Samaniego, primer propietario del edificio desde su construcción, y de esos primeros años en los que los salones del edificio acogían ceremonias parroquiales; más tarde, la herencia de López Samaniego pasa a manos del Obispado de Vitoria en 1913, época en la que surge el apelativo de ‘la casa del cura’ como todavía hoy rememoran algunos vecinos de la localidad. Si las paredes hablaran, contarían los romances decimonónicos de los que unos pocos privilegiados eran testigos, cuando los salones del Palacio eran utilizados para proyección de películas. Si las paredes de este Palacio hablaran, contarían cómo llegó a alcanzar un estado de ruina casi total, hasta que la Diputación Foral de Álava impulsó su remodelación en 1984. Y si las paredes de este Palacio hablaran, contarían cómo una joven pareja decidió tomar las riendas de su gerencia, con amor, esfuerzo y dedicación, con el fin de crear un hotel con encanto, y con historia; un restaurante de tradición gastronómica, y a la vanguardia culinaria; un lugar en el que el verdadero encanto reside en el placer de conocerlo.
Hotel & Restaurante, esmero a partes iguales.
El Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante, de exterior imponente y noble, es un alojamiento situado en una plaza de la señorial villa de Samaniego. La puerta de entrada, custodiada por el escudo heráldico de la familia Samaniego, es también la vía de acceso a un mundo de sensaciones. Sus 12 habitaciones acogen a cada uno de sus huéspedes en estancias flanqueadas por anchos muros de piedra, decoradas con estampados cálidos y mobiliario tradicional realizado en maderas nobles y enea. Elementos que, con mucho esmero, recrean una atmósfera de sencillez en la que no se descuida ni un solo detalle de las comodidades que un hotel de hoy en día debe tener.
Junto con las habitaciones, Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante dispone de tres sobrios y elegantes salones-comedores, con un espacio confortable y amable para la celebración de reuniones privadas. Entre todos, destaca el comedor principal, una estancia luminosa, decorada al detalle y dispuesta con seis mesas redondas, con una capacidad para 32 comensales. Escenarios como este, hacen perfecta cualquier reunión, por insignificante o corriente que sea el acontecimiento objeto de la celebración. Asimismo, el Hotel cuenta con una cafetería, situada en la planta noble del establecimiento, con cuatro sencillas mesas en las que disfrutar de una agradable tertulia entre huéspedes y gentes del lugar.
El restaurante es, junto con el alojamiento en sí, la zona más prestigiosa de Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante, sobre todo por estar dirigido por Jon Ugalde, prestigioso cocinero donostiarra que cuenta con una larga trayectoria de dedicación en el mundo de la hostelería. Entre sus grandezas profesionales, presume de haber estado bajo la tutoría de maestros de reconocido prestigio, como Martín Berasategui, además de contar con el reconocimiento del premio Pil Pil en el año 1998 al mejor plato tradicional. Es precisamente, Jon Ugalde el responsable del diseño y la supervisión de cada uno de los exquisitos platos que se elaboran diariamente en sus fogones. Los platos elegidos en la carta del Palacio de Samaniego logran la admiración, el placer y el reconocimiento de los clientes del Hotel. Y no sólo de ellos, porque el restaurante del Palacio de Samaniego tiene las puertas abiertas para todo aquel que se acerque a degustar cualquiera de sus creaciones.
Con su carta, este donostiarra consigue que cada comensal se sienta un auténtico privilegiado. Sólo para empezar, el restaurante del Hotel propone Ravioli de bonito marinado con gelee de tomate y gazpacho de sandía, ensalada de Carpaccio de langostinos y tomate confitado con vinagreta de frambuesas. Los segundos, que en este caso concreto se componen a base de carnes de primera y pescados frescos, acompañados de una variedad de ingredientes que merece la pena destacar. Son lomito de rape asado sobre pisto y emulsión de yema de huevo, o manitas de cerdo rellenas al horno con escalope de foie y compota de reineta. Como no hay dos sin tres, deliciosos postres, completan esta oferta culinaria que además estará regada por los excelentes caldos que se prodigan en la zona; y es que el vino es otro de los aspectos que desde el Palacio de Samaniego se cuida con especial atención.
Promoción turística desde el Palacio.
Sin perder de vista el buen gusto y la calidad en cada una de las acciones que realiza, siempre fiel a una filosofía basada en un trato agradable y exquisito, y en hacer de cada estancia una experiencia inolvidable, Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante ha diseñado para esta nueva andadura unos productos turísticos basados en la promoción vinícola y gastronómica de Samaniego: Curso de cata, Paquete enológico, Escapada a Rioja Alavesa y Enoexperiencia en Rioja Alavesa. Así como participación en premiers y vendimias de Bodegas de Rioja Alavesa, catas verticales y presentaciones de vinos de la comarca.
Pero no sólo vino, sino también gastronomía. Con el objetivo de dar un nuevo impulso al restaurante, el Hotel ya ha programado diferentes jornadas gastronómicas de carácter comarcal, en las que participará proactivamente bajo la esmerada batuta del restaurante. Se trata de las ‘II Jornadas Gastronómicas de la Cocina Tradicional y Producto Label’, ‘II Jornadas Gastronómicas del Queso Idiazabal, la Miel de Montaña Alavesa, el Aceite de Rioja Alavesa y el Vino’, las ‘II Jornadas de la Trufa de la Montaña Alavesa, el Aceite de Rioja Alavesa y el vino’, así como diferentes acciones de promoción en el marco de las sociedades culturales y sociales de la localidad de Samaniego.
Una postal medieval rodeada de valles y collados.
Palacio de Samaniego Hotel & Restaurante se alza en un entorno en el que la historia y el vino lo envuelven todo. Protegido por la barrera natural de la Sierra de Toloño, se ubica en un enclave de contrastes paisajísticos con una singularidad común: las villas medievales, alzadas sobre collados y pueblos construidos en las vegas del río Ebro. Son Samaniego, Laguardia, Labastida o las casas señoriales de Villabuena de Álava, un trozo de la historia del medievo alavés con encanto y rodeado de viñedos. Y grandes ciudades, como Logroño (a 20 minutos), Vitoria (a unos 60 kilómetros) y Bilbao y Pamplona, a una hora escasa desde Samaniego.
Pero si hay un componente que define por encima de todos la personalidad de Rioja Alavesa, son sus viñedos y su producción vinícola. Más de 12.000 hectáreas de viñedo componen la imagen de esta comarca y propician la producción de un exquisito vino, con el sello de calidad que le otorga la Denominación de Origen Calificada Rioja, uno de los más antiguos que se elaboran en la tradición vinícola española y que bien le merece la fama y el prestigio internacional del que goza hoy en día.