Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar por la web consideramos que acepta su uso. Más información aquí

Al día

¿Cómo llegar hasta el último cliente? Los retos logísticos de los supermercados en zonas mal comunicadas

Aunque la digitalización del sector retail ha permitido multiplicar las opciones de compra y entrega, no todos los consumidores viven en condiciones de acceso similares. Para muchos supermercados, especialmente aquellos con presencia regional o local, llegar a barrios periféricos, pueblos pequeños o zonas mal conectadas sigue siendo un reto diario que exige repensar las soluciones logísticas tradicionales.

Mientras que las grandes ciudades disponen de redes de envío mejor conectadas, otras áreas del país lidian con una realidad muy distinta: baja densidad de población, carreteras limitadas, falta de cobertura de grandes operadores y franjas horarias difíciles de cubrir. En estos contextos, mantener un servicio competitivo y rentable se convierte en un desafío operativo que impacta tanto en el cliente final como en la reputación del establecimiento. Según la plataforma de entregas colaborativas Shopopop, estos son algunos de los principales obstáculos que enfrentan los supermercados en zonas mal comunicadas:

  • Dispersión geográfica: las rutas de reparto requieren más tiempo, combustible y planificación para llegar a menos clientes.
  • Poca infraestructura logística local: muchas localidades carecen de hubs, almacenes o servicios intermedios que optimicen las entregas.
  • Horarios complejos y demanda impredecible: el consumidor rural o periférico no responde a los patrones tradicionales, lo que obliga a ofrecer más flexibilidad sin sobrecostes.
  • Cobertura limitada: los grandes operadores logísticos suelen priorizar zonas urbanas por volumen, dejando sin servicio o con precios elevados a otras áreas.

Para hacer frente a este desafío, el sector está explorando soluciones que no requieren grandes inversiones, pero que sí ofrecen una respuesta eficaz y escalable. Una de las más relevantes es la colaboración con redes de reparto alternativas, especialmente aquellas basadas en modelos de economía colaborativa, que permiten ampliar la cobertura sin asumir los costes fijos de una flota propia. Esta fórmula resulta especialmente útil para llegar a zonas menos rentables para los operadores tradicionales, sin comprometer la calidad del servicio.

También se está apostando por la entrega flexible, adaptada a franjas horarias específicas o a la demanda real de cada entorno, lo que permite optimizar recursos sin saturar al personal. Además, muchos supermercados han comenzado a integrar plataformas externas dentro de su proceso logístico, confiando en soluciones capaces de operar en momentos en los que la logística convencional suele estar limitada, como los fines de semana o festivos.

El caso de Shopopop en Francia

Una de las iniciativas que ha demostrado su eficacia en este contexto es la de las entregas colaborativas. Mediante esta fórmula, se conecta a comercios con particulares que aprovechan sus desplazamientos para entregar pedidos. Este modelo ha resultado especialmente valioso en zonas mal comunicadas de Francia, donde la empresa de entregas colaborativas Shopopop colabora con cadenas de supermercados y comercios independientes desde 2015.

Durante la pandemia, cuando la presión logística alcanzó su punto máximo, este sistema permitió mantener operativas las entregas incluso en municipios sin acceso a operadores tradicionales, garantizando entregas en el mismo día, también en festivos y fines de semana, sin que los comercios tuvieran que hacer inversión tecnológica o ampliar plantilla.