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La reactivación económica debe centrarse en más industria innovadora y sostenible

. El Foro de Empresas Innovadoras (FEI) y la Comunidad IND+I han presentado el Manifiesto “Propuestas para la reconstrucción de una economía sostenible”, en el que sientan las bases sobre cómo levantar los pilares de un nuevo modelo productivo más próspero y sostenible para España, basado en la innovación, la ciencia y la industria. Pretende inspirar a gobiernos, agentes sociales/económicos y a la sociedad en general, perfilando el tiempo de después de las crisis sanitaria, económica y social provocada por el COVID-19.

En la definición de esta propuesta de futuro se han tenido en cuenta cinco vectores estratégicos:

  • la consciencia de estar en un escenario de cambio estructural de modelo productivo;
  • la necesaria transformación industrial, que incluye una apuesta por la especialización y un modelo de mayor resiliencia;
  • el imprescindible refuerzo e integración vertical y horizontal de las estrategias de Innovación e I+D;
  • la responsabilidad de la inversión pública como política fiscal expansiva, que oriente la salida de la crisis hacia un nuevo modelo productivo;
  • la inexcusable aceleración de la integración europea como camino de posicionamiento propio basado en ODS en el competido mercado global.

En coherencia con estos vectores, el Foro de Empresas Innovadoras (FEI) y la Comunidad IND+I han apuntado 10 propuestas de acción, enmarcadas en 4 nuevos instrumentos: el Instituto Nacional para el Nuevo Modelo Europeo; el Consejo Nacional para la Innovación y la I+D; la Agencia para la Transformación Industrial y la Transición Ecológica de la Industria; las Iniciativas Locales de Competitividad y Experimentación Abierta.

El Consejo Nacional de Innovación e I+D sería un grupo asesor de la Presidencia del Gobierno para la creación de la estrategia de país, en favor de la innovación y la I+D. Estaría compuesto por referentes emprendedores, grandes empresas, PYMES, académicos y ejecutivos de varios ministerios. Uno de sus objetivos sería que la inversión en I+D pública y privada se acerque al porcentaje de gasto sobre el PIB de la media europea, dirigiendo su política a la utilidad para la sociedad de lo que se investiga y que sea la parte principal de la solución de esta crisis. Otro gran organismo sería la Agencia para la Transformación digital y la Transición ecológica de la Industria, que debería asumir un rol activo en la creación de valor económico, social y ecológico, en línea con la política de la Unión Europea.

Luis Fernando Álvarez-Gascón, Presidente del FEI y Director General de Secure e-Solutions de GMV, hizo hincapié durante la presentación en que “el objetivo del Manifiesto es responder a tres cuestiones: cuál ha de ser la apuesta para la recuperación económica, cómo se deben articular las medidas a impulsar y qué papel han de jugar las administraciones y el sector privado. El modelo económico elegido ha de ser más resiliente e inclusivo, conduciéndonos a una sociedad del bienestar más prospera y justa”.

LA INNOVACIÓN, LA INDUSTRIA Y LOS RETOS SOCIALES, BASES DEL NUEVO MODELO

La crisis económica provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto que necesitamos un plan de choque frente a la crisis. La innovación y el cambio de modelo productivo deben ser la gran oportunidad para cambiar sectores y negocios, apostando por la economía productiva bajo el concepto de ecosistemas de innovación. La hoja de ruta propuesta por el FEI y la Comunidad IND+I no debe depender de gobiernos concretos y su objetivo ha de ser trabajar por el bien común en una visión a largo plazo.

En opinión de ambas entidades, España debe avanzar en su modelo productivo siguiendo una estrategia de innovación vinculada a aquellos ámbitos en los que tiene una ventaja y conocimiento acreditados, identificando los sectores tractores que pueden arrastrar más inversión, convirtiéndolo en un factor de estabilidad indispensable para poder afrontar las crisis, cada vez más recurrentes y de naturaleza diferentes.

Las políticas de innovación requieren ahora de prioridad, presupuestos estables y programas eficientes. Pero antes que nada, de una hoja de ruta establecida. La intensidad tecnológica de la economía española (medida en I+D/PIB) sigue muy por debajo de la media europea. La estrategia “Europa 2020” tenía como objetivo llegar al 3% de inversión en I+D en 2020 y España está todavía muy lejos de cumplir esos objetivos. El déficit tecnológico para alcanzarlo es de 21.213 M € exponen FEI e IND+I.

Además, del presupuesto público de 6.366 M € consignado en 2019, sólo se invirtieron 2.955 M€ (el 46,4%), posiblemente por excesiva complejidad burocrática e ineficiencia financiera de sus instrumentos. Se hace preciso revisar por tanto nuestra legislación en beneficio de los objetivos que se quieren conseguir, adaptando los programas a las estructuras de la gestión empresarial y coordinando los programas con las CCAA. Desplegando en definitiva una política activa de incentivación de la inversión privada en I+D+I, ideando modelos de colaboración público-privada al estilo de la Comisión Europea u otros países de Europa.

La reactivación económica pasa también por impulsar la industria y su digitalización, que debe llegar al 20% del PIB. El Presidente del FEI incidió en que “necesitamos de un mayor contenido industrial en nuestra economía, revirtiendo la dinámica reciente que la ha reducido en la última década a un 14% de nuestro PIB y en torno al 12,5% del empleo. La política industrial debe tratar de manera diferente aquellos sectores en los que nuestro país tiene ventajas competitivas, pero son poco dinámicos, y los sectores de alto dinamismo donde tal vez nuestra industria no esté aún posicionada”.

El manifiesto apoya que el desarrollo de una industria propia no puede hacerse de espaldas a las cadenas de valor añadido internacionales. Más bien al contrario, se debe incentivar la implantación de estos grandes conglomerados industriales, determinantes para el desarrollo de la innovación. Sería una industria interdependiente, conectada a las cadenas globales y locales de producción, resiliente y adaptable a las diferentes coyunturas.

Igualmente, señala que la competitividad de nuestra industria debe impulsarse, además, partiendo de la habilitación digital masiva, la formación continua en el puesto de trabajo, la educación ajustada a las necesidades del tejido productivo, la formación profesional valorada, etc.

Por otro lado, inciden en la necesidad de incrementar la cultura y la formación emprendedora en todos los niveles educativos y financiar adecuadamente el ecosistema de emprendimiento y pyme innovadora, en un marco de innovación abierta compartido con las empresas tractoras ubicadas en España.

Y para todo ello, el Estado debe asumir una posición de liderazgo, acompañando al sector privado, planificando concertadamente con el ecosistema científico-productivo cómo impulsar la máxima inversión innovadora, con una apuesta decidida por l la transformación digital, con los objetivos de sostenibilidad como orientación clara, que debe convertirse en una oportunidad. Las políticas de educación y formación, las infraestructuras, la I+D, la innovación abierta y la financiación público-privada, son fundamentales para desarrollar la nueva industria. La economía y la industria española han de ser además globales, en alianza con la Unión Europea. En el modelo que se proponga debe prestarse especial atención al papel de las inversiones directas extranjeras.

En cuanto a la política fiscal, se hace necesaria una reforma que aporte más recursos y de manera más justa, utilizando los impuestos para incentivar las mejoras en la transición ecológica, digital y justa.

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