La Santa María, el gastrobar Barceló Torre de Madrid, reinventa la ensaladilla rusa en clave viajera
Que la ensaladilla rusa está viviendo un renacimiento gastro es ya un hecho: chefs, foodies y amantes de la tapa se lanzan cada fin de semana a descubrir su versión perfecta. La capital se ha convertido en una especie de mapa del tesoro con paradas obligadas para quienes buscan la mezcla ideal entre tradición, originalidad y sabor.
Sabores clásicos en un espacio de diseño
La Santa María apuesta por las "tapas viajeras", pequeños bocados que invitan a recorrer el mundo sin salir de la mesa. Desde su sardina ahumada con pimientos asados y aceite picual hasta las ya virales bombas, lagartos y cohetes de “Vallekas”, cada plato cuenta una historia con acento global, pero alma castiza.
Y si de ensaladilla hablamos, aquí no hay trampantojo: la receta mantiene su esencia de toda la vida —patata, mayonesa, encurtidos— pero sube el nivel con langostinos en su punto y una presentación cuidada que la convierte en irresistible tanto al paladar como al objetivo de la cámara.

