Sostenibilidad en gastronomía: un compromiso innegociable en Sport Hotel Hermitage & Spa, Andorra

El sector hotelero se enfrenta a una multiplicidad de retos para adaptar el negocio a las nuevas exigencias del contexto y de los clientes, cada vez más concienciados acerca del impacto de su huella en el planeta. Apostar por la sostenibilidad se presenta como un elemento clave para la evolución de la industria de los viajes, y la gastronomía juega, en este sentido, un papel crucial para afianzar este compromiso. El desafío no es menor, pero sí ineludible, y así se ha plasmado en el ADN del andorrano Sport Hotel Hermitage & Spa.  

En los últimos 20 años, la figura del chef ha cambiado drásticamente: ha pasado del anonimato, detrás de los fogones, a convertirse, por así decirlo, en una auténtica estrella del rock. “Los representantes del mundo de la cocina se han posicionado como embajadores de una responsabilidad tan grande como es la de cambiar la mentalidad y la conducta de los consumidores”, ha comentado Jordi Grau, chef ejecutivo del hotel.

Su restaurante Ibaya, galardonado recientemente con una estrella Michelin, aboga por el uso de productos locales del Valle de Incles. Una muestra de ello es el aperitivo de Hojas de ortiga en tempura, un ingrediente muy saludable y que puede resultar de lo más refinado en las manos adecuadas. Debido a que Andorra tiene ciertas limitaciones a causa de las condiciones climatológicas extremas, el hotel ha establecido alianzas con empresas de proximidad, como Jeroni Cal Majuba situada en la Seu d’Urgell—, gracias a la cual emplea leche de primera calidad en distintos formatos, tal como se puede apreciar en el aperitivo Bocado de Andorra que se compone de una mantequilla de oveja de Andorra sobre pan vegetal. O la empresa Autèntic abelles para aderezar sus recetas con un toque de dulzor, como refleja la Tosta templada de queso Serrat con manzana y helado de miel del país.

Sport Hotel Hermitage & Spa no solo usa productos de temporada, sino que también pone en práctica la técnica del aprovechamiento. Por ejemplo, en el caso del Guisantito del Maresme templado en una bechamel de queso y tuétanos vegetales el equipo licua la vaina de los guisantes para hacer la bechamel y se incorporan partes de alimentos que se suelen derrochar, como el tronco de la col, lo cual aporta más sabor y textura.

Con su sólido proyecto gastronómico, paralelamente, el hotel crea sinergias entre los 14 puntos de venta abiertos en invierno. A modo de ejemplo, si en un restaurante se usa el cuerpo de la gamba pelado para hacer un tartar, la cabeza y las pieles se guardan para hacer una salsa para ese u otro restaurante. De esta manera, se suman esfuerzos con el fin de minimizar el desperdicio de comida y lograr que su actividad en las cocinas sea lo más responsable posible con el medioambiente.

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