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Un panel de expertos internacionales señala a las aguas residuales como factor determinante de la contaminación del Mar Menor

Los informes sobre la Laguna del Mar Menor realizados por los diferentes organismos científicos durante estos años certifican que es el fósforo el limitante de los crecimientos vegetales marinos y por lo tanto el causante de la llamada “sopa verde” y de los crecimientos de ovas que provocan la mortandad de peces en la laguna. Los mismos informes indican en repetidas ocasiones que la única fuente relevante de emisión de fósforo a la laguna son las aguas residuales, a través de diferentes formas que adopta el fósforo. Estas son las principales conclusiones de la I Jornada Científica Internacional sobre el papel de las aguas residuales en la contaminación costera, organizada en Madrid por la Alianza para las Tecnologías Costeras (Alliance for Coastal Technologies, ACT), entidad científica de Estados Unidos conformada por instituciones de investigación, gestores de recursos y compañías del sector privado.

El acto contó con la presencia de varios científicos de referencia mundial en contaminación costera y especies invasoras, que expusieron diferentes ejemplos de casos ya investigados. En este sentido, se abordó el caso del Mar Menor, que ha sufrido en los últimos años varios episodios de anoxia y que han generado un debate nacional e internacional sobre cuáles son los motivos de su degradación.

El más destacado de ellos es el norteamericano Mario Tamburri, director de Alliance for Coastal Technologies (ACT) y profesor en la Universidad de Maryland en materias de costas urbanas sostenibles, considerado unos de los mayores expertos del mundo en protección costera. Tamburri, que es el científico referenciado por el Gobierno de Estados Unidos y la Cámara de Representantes para analizar y buscar soluciones para la protección de las costas, señaló que su el acto en Madrid tiene como objeto hacer “una reflexión científica sobre la contaminación de las aguas costeras y, en concreto, sobre el papel de las aguas residuales”, a fin de tener un diagnóstico apropiado sobre el origen de los problemas que provoca la contaminación para buscar soluciones duraderas. El experto estadounidense abogó por actualizar métodos y conceptos para determinar con precisión el origen de los elementos que degradan espacios como el Mar Menor, “aunque moleste a los gobernantes”.

Jesús Cisneros: los nuevos jabones desencadenan las crisis desde 2016

Se trata de una línea de trabajo novedosa en España y que Tamburri lidera con un equipo internacional de unos 25 científicos de los cinco continentes que trabajan juntos en todo el mundo desde 2008. Lo han hecho en lugares tan emblemáticos como la laguna de Venecia. Uno de ellos es el español Jesús Cisneros, quien le acompañó en la ponencia en Madrid. Cisneros es doctor en Oceanografía Física y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Es también experto en contaminación costera urbana. Trabajó con Tamburri en la investigación de la contaminación de la Laguna de Venecia y recientemente ha elaborado un informe sobre el Mar Menor, basado en las nuevas técnicas que ACT aplica en sus trabajos por todo el mundo.

Tamburri y Cisneros han elaborado el “Manifiesto por el Mar Menor”, un documento secundado por el grupo de trabajo multinacional antes citado y del que, entre otros, forman parte Christopher Sabine (experto en el “secuestro de CO2” en lagunas y zonas costeras, doctor en Oceanografía, vicerrector de investigación en la Universidad de Hawái y Premio Nobel de la Paz 2007 junto a Al Gore por su contribución al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y Gregory Ruiz (especialista en especies invasoras en el Smithsonian Research Institute y fundador y profesor investigador del Aquatic BioInvasion Research and Policy Institute en Portland). Ambos científicos norteamericanos participaron en la Jornada de Madrid con una ponencia en vídeo.

El Manifiesto destaca que “la polémica social y política suscitada a propósito de los episodios de contaminación en el Mar Menor, visualizados con la muerte de peces en zonas concretas de la laguna, ha desterrado un análisis sereno sobre las causas objetivas de estos hechos”. El documento concluye que “los informes sobre la Laguna del Mar Menor, realizados por los diferentes organismos científicos durante estos años, certifican que el fósforo es el limitante de los crecimientos vegetales marinos y por lo tanto de la “sopa verde” y de los crecimientos de ovas que provocan la mortandad de peces en la laguna. Los mismos informes indican en repetidas ocasiones que la única fuente relevante de emisión de fósforo a la laguna son las aguas residuales, a través de diferentes formas que adopta el fósforo”, añade el documento. “ Por lo tanto -continúa-, los nuevos crecimientos de fitoplancton y ovas en la laguna del Mar Menor son debidos en gran parte a los vertidos de aguas residuales, que contienen fósforo en grandes cantidades.”

El documento introduce una novedad en el debate científico: “¿Por qué a partir de 2015 se produjo el cambio de respuesta en la laguna y se empieza a visualizar la “sopa verde” y episodios concretos de muerte de peces? Por la conjunción de varios factores: deterioro drástico de la red de saneamiento, saturación urbanística y deficientes sistemas de depuración, junto con aumento de lluvias torrenciales y sistemas sin capacidad para absorber las mismas, y también por el cambio de forma de presentación del fósforo en los jabones, una línea de investigación en la que estamos inmersos actualmente. En dicho año se empezó a cambiar el tipo de fósforo que venía en los jabones, y de un fósforo que era poco soluble y se iba al fondo se pasó a un fósforo que es muy soluble y permanece en la columna de agua. Esto ha permitido el crecimiento de fitoplancton y de ovas que están proliferando de forma continua en la laguna del Mar Menor”.

Los coautores cierran su análisis con una propuesta de soluciones:

  • Instalar una red de monitorización precisa y bien dimensionada que aporte datos con los que se puedan obtener valores, al menos aproximados, de las variaciones de calidad del agua de la laguna, que ahora mismo no existen.
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  • Instalar tecnología de última generación para esta monitorización, con los mejores sensores, una gestión de estos adecuada, y de los datos que generarán.
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  • Reducir las entradas de contaminantes provenientes de ganadería, con una gestión moderna de los restos orgánicos que producen, con sistemas ya desarrollados que hay que implementar a la mayor brevedad posible.
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  • Reducir las entradas de los productos que se utilizan en agricultura, apoyando la tendencia que ya se está dando en el Campo de Cartagena, con el control de la gestión del agua y productos, y el cambio a agricultura ecológica.
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  • Es fundamental cambiar la gestión de aguas residuales hacia sistemas eficientes de depuración con organización descentralizada de las depuradoras y un sistema de monitorización en continuo de aliviaderos, depuradoras y sistema de alcantarillado. Sistemas que ya existen en otros lugares y que sólo hay que dimensionar e instalar lo antes posible.