Si no concebimos salir a la calle sin aplicar antes una crema hidratante de rostro o vestirnos sin antes haber utilizado una loción corporal, ¿por qué no cuidamos nuestras manos hasta que las notamos ásperas o, peor aun, envejecidas y con manchas?
Las manos son nuestra primera carta de presentación. Juegan un papel crucial cuando damos la mano a alguien que acabamos de conocer, cuando compartimos una reunión con más gente, cuando trabajamos cara al público o, simplemente, cuando acariciamos a la persona que queremos.
Su piel está expuesta a innumerables agresiones a lo largo del día: frío, calor, viento, agua, jabones, roces… y, a pesar de lo que pueda parecer, se trata de una zona con menos cantidad de glándulas sebáceas, lo que favorece su deshidratación.
Si queremos presumir de unas manos suaves, tersas y sin manchas durante más tiempo, es necesario cuidarlas siguiendo estos sencillos consejos.
Lávalas con agua tibia, ni demasiado fría ni demasiado caliente y sécalas muy bien y sin frotar antes de aplicar la crema hidratante.
Utiliza jabones con pH neutro y dermatológicamente testados, como todos los de belle.
Usa guantes de goma o látex para realizar tareas de limpieza, manualidades, jardinería, etc. Así evitarás que entren en contacto con productos químicos.
Protégelas del frío con guantes en invierno y utiliza cremas con filtro solar durante todo el año para retrasar al máximo la aparición de manchas y el envejecimiento prematuro.
Usa un exfoliante suave una vez a la semana. También puedes activar la circulación con pequeños masajes, ya sea con las propias manos o con un cepillo suave.
No olvides las uñas y las cutículas. Cada vez que extiendas tu crema masajea ambas zonas, e incide sobre todo en las cutículas para mantenerlas hidratadas.
Evita el tabaco ya que, además de amarillear tus dedos, el humo contaminado seca la piel y, a nivel interno, la dermis recibe menos oxígeno, lo que favorece la deshidratación.
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