La Abuela Carmen, pionera en el sector del ajo, emplea por primera vez esta práctica sostenible, casi en desuso, a su producto estrella
Con la proximidad de la Navidad, una época en la que vuelven a tomar protagonismo las tradiciones y los oficios ligados a nuestra cultura, Ajos La Abuela Carmen ha querido poner en valor la técnica agrícola del trenzado del ajo. Un oficio histórico que se encuentra hoy en riesgo de desaparición ante la falta de relevo generacional y la mecanización de los procesos.
Lo extraordinario es que, por primera vez, este trenzado artesanal se aplica al ajo negro. La responsable de marketing y ventas de La Abuela Carmen, Natividad Vaquero, explica cómo lo han realizado: “primero se hace la trenza cuando se recoge el ajo y los tallos están frescos. Luego hemos convertido el ajo en ajo negro, un proceso de maduración que se consigue aplicando humedad y calor de forma natural durante unos 40 o 50 días en cámaras”.
Protección del patrimonio agrícola
Asimismo, Vaquero destaca la importancia de preservar este conocimiento: “trenzar ajo es un oficio que se aprende con paciencia y tiempo. Hay que sentir el peso de cada cabeza, saber cómo girarla, cómo darle caída. Que esta técnica siga viva depende de que la enseñemos y la practiquemos”.
La empresa, con sede en Montalbán, pondrá a la venta, a partir del 25 de noviembre y a través de su tienda online, un número limitado de estas trenzas, como forma de acercar este trabajo artesanal al público y contribuir a que la tradición siga viva.
El trenzado, sinónimo de sostenibilidad
Cabe recordar que el trenzado ha sido durante siglos una forma eficaz, sostenible y natural de conservar el ajo. Esta práctica permitía mantener las cabezas ventiladas, evitar la humedad y prolongar la vida del producto sin necesidad de envases ni conservantes. Además, cada zona desarrolló sus propias variantes, dando lugar a distintos estilos de trenza según las tradiciones locales.
Con esta iniciativa, La Abuela Carmen refuerza su compromiso con la sostenibilidad, la cultura agrícola y la conservación de los oficios que forman parte del patrimonio rural. Tal y como la empresa ha demostrado en sus esfuerzos por minimizar residuos y aprovechar al máximo cada recurso de la planta del ajo, proteger también su historia y su forma tradicional de trabajo es una extensión natural de su filosofía.