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Cómo cuidar la piel de perros y gatos con la llegada del frío


Con la llegada de las bajas temperaturas, las mascotas también se enfrentan a retos dermatológicos. Sequedad, grietas y pérdida de hidratación cutánea son algunos de los problemas más frecuentes durante esta estación. Por ello, veterinarios y especialistas en dermatología animal insisten en la importancia de adoptar rutinas preventivas para mantener la piel sana y fortalecer la barrera natural de protección.
 
El descenso de la humedad ambiental y la exposición constante a cambios de temperatura (frío en el exterior y espacios calefactados) favorecen la deshidratación cutánea. Las zonas más expuestas, como almohadillas, abdomen y trufa, son especialmente vulnerables a la pérdida de la barrera natural de hidratación, y los cambios bruscos de temperatura pueden agravar la irritación cutánea.
 
A continuación, los expertos de PSH nos da cinco recomendaciones clave para cuidar la piel de perros y gatos durante el invierno:

1. Hidratación desde el interior y el exterior

Una piel saludable comienza con una buena hidratación. Asegura agua fresca disponible en todo momento, incluso si tu mascota bebe menos en invierno. Si detectas sequedad o descamación, puedes complementar con productos hidratantes tópicos específicos para animales, evitando fórmulas humanas que puedan irritar su piel.
 
2. Productos adecuados en el baño

 
Opta por champús y acondicionadores formulados especialmente para mascotas, preferiblemente con ingredientes hidratantes como aloe vera, aceite de argán o avena. Evita el uso de agua demasiado caliente, ya que puede eliminar los aceites naturales protectores y agravar la sequedad.
 
3. Secado cuidadoso y completo

 
Después del baño o de un paseo lluvioso, el secado correcto es esencial. Apuesta por elegir una toalla de alta calidad, muy absorbente y suave con el pelaje, y que permita un secado eficaz sin necesidad de recurrir al secador —que puede ser agresivo para su piel—. También debes prevenir la humedad residual, especialmente en zonas sensibles como entre los dedos o en pliegues cutáneos.
 
4. Protección de zonas sensibles

 
Las almohadillas, la trufa y las orejas requieren atención especial. La aplicación de bálsamos naturales o protectores dérmicos ayuda a prevenir grietas y lesiones. En razas pequeñas o de pelo corto, el uso de prendas térmicas puede ser beneficioso, siempre bajo recomendación veterinaria.
 
5. Atención a las señales de alerta
 
Picor, enrojecimiento, heridas o descamación no deben pasarse por alto. Ante cualquier alteración en la piel, lo más prudente es acudir al veterinario para determinar si se trata de dermatitis, una reacción al frío u otra afección que requiera tratamiento.

El cuidado de la piel en invierno no es un lujo, sino una parte esencial del bienestar animal. Una rutina preventiva sencilla puede evitar molestias, infecciones y visitas innecesarias a la clínica veterinaria. La hidratación adecuada, la protección localizada y la observación temprana son las mejores herramientas para proteger a perros y gatos del impacto del frío.