Mario Redondo – Especialista en Ejercicio Físico de Neolife
Estudios científicos asemejan la calidad de vida de personas de 45 años sedentarias, con la de individuos de 80 años y hábitos de ejercicio físico y estilo de vida saludables.
La literatura médica y científica coincide en que una buena práctica de ejercicio físico incide positivamente en la hipertensión, la dislipidemia, el sobrepeso, la obesidad, el sedentarismo…, y así previene la enfermedad cardiovascular.
Una buena prescripción de ejercicio – ya sea de trabajo aeróbico o de fuerza – bien programada y planificada ayuda a la prevención de padecer riesgos cardiovasculares y mejorar nuestra calidad de vida.
¿Qué recomiendan los expertos a la hora de realizar ejercicio físico?
Las recomendaciones a la hora de realizar ejercicio del departamento estadounidense de la “Health and Human Services Federal Physical Activities” (2008) varían de 150 minutos a la semana de actividad física moderada, a 75 minutos a la semana de actividad física intensa. En la misma línea, pero más reciente aún, son las indicaciones realizadas por la World Health Organization que prescribe dos alternativas de ejercicio físico:
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La primera para personas de edad comprendida entre 18-74 años manteniendo las mismas indicaciones que las del estudio anterior.
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La segunda se orienta a la mejora y potenciación de los beneficios, propone incrementar de 150 a 300 minutos a la semana la práctica de actividad física moderada, o bien pasar de 75 a 150 minutos a la semana de práctica de actividad física intensa, haciendo hincapié en el trabajo del mayor número de grupos musculares en todas las actividades a desarrollar.
Los principales efectos cardio-protectores del entrenamiento físico son los siguientes:
Efectos sobre los factores de riesgo
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Mejora del perfil lipídico: incremento del 8-23% en el HDL colesteros, del 5-25% en la relación Colesterol total / HDL colesteros y disminución de hasta un 22% en los triglicéridos.
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Optimización del metabolismo hidrocarbonatado, con un incremento a la sensibilidad a la insulina y disminución del riesgo de desarrollar diabetes tipo II.
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Disminución del peso corporal y de la masa grasa.
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Disminución de la tensión arterial entre 4 y 9 mm/Hg.
Efectos hemodinámicos positivos
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Disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial
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Mejora del consumo de oxígeno máximo entre un 11 y un 36%
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Incremento del flujo coronario
Efectos anti-isquémicos
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Disminución del doble producto
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Disminución de la demanda de oxígeno
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Incremento del umbral de angina
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Disminución del riesgo a presentar arritmias ventriculares y muerte súbita
Efectos sobre factores inflamatorios y hemostáticos
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Disminución de los valores de la proteína C reactiva ultrasensible
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Incremento de la actividad fibrinolítica
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Disminución de fibrinógeno
Efectos sobre factores psicosociales
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Influye positivamente sobre la ansiedad, estrés, falta de autoestima, depresión, aislamiento social y calidad de vida auto reportada.
Efectos sobre la mortalidad
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Reducción de la mortalidad cardiaca en un 16%
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Reducción de la mortalidad por otra causa en un 15%


