Este mes de marzo se cumplen dos años desde la llegada de la nueva etiqueta de eficiencia energética. Una herramienta que ayuda a los consumidores a comprender y comparar mejor la eficiencia de los electrodomésticos y a tomar decisiones más sostenibles y económicas.
Desde 2021, las lavadoras, lavasecadoras y frigoríficos deben incluir esta nueva etiqueta, y, teniendo en cuenta que, según los últimos datos ofrecidos por la Red Eléctrica Española, el frigorífico se ha convertido en uno de los electrodomésticos que más energía consumo al cabo del año llegando a representar el 14% del total del consumo de luz en un hogar, Miele quiere acercar las claves para entender esta nueva etiqueta con el fin de hacer más fácil la elección de nuevos electrodomésticos.
Nuevo sistema de categorías.
El nuevo sistema deja atrás las clases A+, A++ y A+++ que apenas motivaban a comprar electrodomésticos más eficientes porque los consumidores no entendían cuál era el producto más sostenible, y vuelve con una escala de la A a la G.
Estas nuevas etiquetas además seguirán el ritmo de las mejoras tecnológicas en eficiencia energética y serán revisadas cuando el 30% de los productos en el mercado comunitario reciban la máxima clasificación (A) o cuando el 50% esté en las franjas A y B, para asegurar su utilidad.
Miele es el único fabricante del sector que cuenta con lavavajillas con la categoría A, es decir, con la máxima eficiencia en el mercado.
¿Por qué una nueva etiqueta energética?
Este cambio viene motivado por la evolución de la eficiencia de los dispositivos eléctricos. Debido a este desarrollo tecnológico, se formó una alta concentración de ofertas en la parte superior de la escala de tal forma que la mayoría de los productos se clasificaban con una alta puntuación. Por ello, la legislación europea puso en marcha una etiqueta más estricta que pudiera valorar los nuevos modelos de aparatos que salen al mercado y que permitiera una mayor diferenciación a simple vista por parte del consumidor. Es normal que cada cierto tiempo se incrementen los requisitos en función del desarrollo tecnológico.
¿Cómo interpretarla?
Aunque se acaban de cumplir dos años desde su llegada, siguen surgiendo dudas a la hora de cómo leerla. En su mayoría, la etiqueta es igual para todos los electrodomésticos, salvo la parte inferior de esta que varía según las funciones que ofrece el producto.
1. Código QR para acceder a la información del producto en la base de datos de la UE.
2. Nombre o marca comercial del fabricante.
3. Nombre del modelo del producto.
4. Escala de clases de eficiencia energética de la A a la G. (A máxima eficiencia y G la menor).
5. Clase de eficiencia energética del producto
6. Consumo energético en kWh/100 ciclos de funcionamiento (en el programa ECO). Este consumo es específico para cada producto.
Los frigoríficos, por ejemplo, incluirán su consumo anual y las lavadoras o lavasecadoras indican la eficiencia del centrifugado, emisiones de ruido, consumo ponderado de agua en litros/ciclo, consumo de agua y consumo energético ponderado en kWh/100 ciclos y carga competa en kilogramos del programa ECO homologado.
7 8 9 y 10. Pictogramas. Indican el rendimiento y las características del producto. Según el dispositivo, el número y el tipo de pictogramas pueden variar. En este caso cuenta con 4:
7. Número de servicios para el programa ECO (capacidad de carga)
8. Consumo de agua en litros/ciclo de funcionamiento (en el programa ECO)
9. Duración del programa ECO
10. Emisiones de ruido, expresadas en dB(A) re 1 pW, y clase de emisión de ruido 1
11. Número del reglamento