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Proveg insiste en la necesidad de incentivar el descenso de consumo de carne y de invertir en el potencial de las proteínas alternativas

El medioambiente, la sequía y la escasez de agua se han convertido en la antesala de un debate político que apenas pasa de puntillas en la campaña electoral para las autonómicas que se celebran este domingo 28 de mayo.

Pocos son los partidos que hacen mención en sus programas a la transición verde, a través de un modelo alimentario más sostenible. Más Madrid, Podemos en Aragón así como Alianza Verde, son de los pocos partidos que han introducido en sus programas electorales “Menús veganos en todos los comedores públicos”. Barcelona en Comú propone un aumento de la presencia de vegetales y proteína vegetal en todos los menús que dependan del ayuntamiento.

Para muchos analistas, la cuestión ya no es si en los programas de los partidos se abordará o no un apartado dedicado a las políticas medioambientales, sino más bien las estrategias y soluciones que darán para lidiar con sus consecuencias.

Desde ProVeg España, la organización por la conciencia alimentaria, se incide en la necesidad de incentivar el descenso del consumo de carne desde diferentes puntos:

  • No permitir el asentamiento de macrogranjas y reducir el existente.
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  • Campañas de promoción de una dieta planetaria, que apueste por cereales completos, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, semillas y otras fuentes de proteína vegetal, además de reducir a mínimos el consumo de productos animales. Hacerlo especialmente en centros escolares y hospitales.
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  • Educación a la ciudadanía sobre una alimentación más saludable y sostenible.
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  • Las instituciones públicas deben reflejar el compromiso de reducción de consumo de carne. Opciones plant-based en todos los comedores de instituciones públicas, reducción de la cantidad de carne servida, menús plant-based por defecto en los eventos oficiales para predicar con el ejemplo, etc.
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  • Inversión en desarrollo de alternativas plant-based y cultivadas. Tenemos empresas maravillosas creando la alimentación del futuro. Apostar por la proteína alternativa es necesario y urgente.
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  • Establecer objetivos concretos de reducción de consumo de carne en las NDCS. Igual que existe para la transición energética y el desperdicio de comida, deben concretarse objetivos específicos para la transformación proteica.
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  • Promover los huertos urbanos y facilitar el conocimiento para que cualquier persona tenga acceso a ellos.
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  • Desarrollar una Ley de Alimentación Saludable y Sostenible con los alimentos vegetales como eje central donde se potencie la compra pública de alimentos de proximidad, saludables y ecológicos a través de los contratos de la administración municipal para sus comedores colectivos, en colegios, hospitales, residencias, etc.

La ciencia exige un cambio en el sistema alimentario

Cada vez hay más estudios científicos que apuntan a la necesidad de pasar a una alimentación basada en plantas. El estudio de la Universidad de Bonn publicado en 2022 afirmaba que los países ricos tendrán que reducir su consumo de carne hasta un 75 % para cumplir los objetivos climáticos internacionales y evitar el colapso de los ecosistemas.

Un sistema alimentario más basado en plantas como solución para alimentar a la creciente población mundial

Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), reducir la producción de carne, que consume muchos recursos, nos ayudará a alimentar a los 10.000 millones de personas que se espera que vivan en nuestro planeta en el año 2050.

Así como usar las extensiones de cultivo para la producción de alimentos exclusivamente para el consumo humano en lugar de la producción de pienso o biocombustibles, podría alimentar a 4.000 millones de personas más.

Este último estudio dirigido por Catherine Ivanovich, de la Universidad de Columbia (Nueva York), elabora nuevas previsiones sobre las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI, derivadas de la producción de alimentos. Según el mismo, la mayoría de las GEI provienen de tres fuentes principales: carne de animales, como reses, ovejas y cabras, lácteos y arroz. Cada una de ellas representa al menos el 19 % de la contribución al calentamiento del planeta, siendo la carne, con un 33 %, la más perjudicial.

Todos esos alimentos emiten grandes cantidades de metano, un potente gas de efecto invernadero con un poder de calentamiento 80 veces mayor al dióxido de carbono. Los investigadores calculan que este gas representará el 75 % de la porción alimentaria del calentamiento global para el año 2030, mientras que buena parte del resto será por dióxido de carbono y óxido nitroso.

Según un informe de la Alianza Mundial para el Futuro de la Alimentación, se necesitarán entre 300.000 y 350.000 millones de dólares anuales para transformar nuestros sistemas alimentarios, mientras que en la actualidad se gastan 528.000 millones de dólares públicos en prácticas agrícolas que pueden tener efectos perjudiciales para el medio ambiente y el clima.

"No podemos seguir ignorando la necesidad de transformar significativamente el sistema alimentario para garantizar un futuro más sostenible para todos. La buena noticia es que ya existen soluciones para reducir el consumo de carne y lácteos fomentando una alimentación flexitariana", declaró Jasmijn de Boo, Vicepresidenta de ProVeg International.