Al día

Las piscinas de Barceló La Nucía: el lugar donde refrescarse este verano a dos alturas


Barceló La Nucía Resort, en la Costa Blanca, poseen las mejores piscinas donde darse el chapuzón perfecto tras un día de playa o de ruta por la sierra

La Nucía, situado en la comarca de la Marina Baja, es el lugar idóneo para disfrutar de una escapada vacacional perfecta este verano. Su ubicación entre Benidorm y Altea, y cercana tanto a la Playa del Levante como al Parque Natural de Sierra Helada, convierte a este enclave alicantino es una de las mejores opciones en nuestra geografía para disfrutar de una experiencia de comodidad y descanso sin tener que elegir entre mar y montaña.

En este pueblo rodeado de montañas con vistas al Mediterráneo se encuentra Barceló La Nucía, conformado por Barceló La Nucía Palms y Barceló La Nucía Hills, dos hoteles colindantes en medio de la naturaleza donde el tiempo parece detenerse. Entre cuyos alicientes encontramos varias piscinas situadas a distintas alturas, donde refrescarse tocando el cielo o disfrutando de la conexión con la tierra.

El mejor chapuzón del verano

La experiencia de total relajación en Barceló La Nucía se vuelve aún más completa gracias a sus grandes protagonistas, las piscinas. Con un diseño que llama a la desconexión, rodeadas de palmerales y con magníficas vistas al mar y a la sierra, las joyas de la corona de estos hoteles son todo un reclamo, sobre todo en los meses de calor, donde la sensación de frescor y calma están aseguradas las 24 horas.

Barceló La Nucía Palms se puede disfrutar en la piscina interior, con hidromasaje y un circuito de aguas con piscina climatizada y cuellos de cisne, es ideal para tratamientos relajantes. O para los que prefieren su momento de desconexión al aire libre, lo podrán hacer en sus piscinas exteriores desde donde se obtiene la mejor panorámica del entorno natural que rodea al hotel.

Por su parte, Barceló La Nucía Hills invita también a practicar el autocuidado en su piscina interior con hidromasaje, así como relajarse bajo el sol al borde de sus amplias piscinas exteriores. Además, darse con un chapuzón rozando el cielo es posible en la última planta del hotel, donde los huéspedes pueden refrescarse al mismo tiempo que alegrar el paladar con una variada propuesta gastronómica, con la sierra de Aitana y el mar al fondo.