Bodegas Cepa 21, desde el corazón de la Ribera del Duero, ha sabido ganarse un hueco en el mercado consiguiendo cada vez más adeptos gracias sus cinco referencias de vino: Hito Rosado, Hito, Cepa 21, Malabrigo y Horcajo. Hoy nos centramos en Malabrigo, un vino que por su elegancia y personalidad está conquistando los paladares más exigentes tanto fuera como dentro de nuestras fronteras.
El 2009 fue el año que vio nacer a este vino, uno de los más sofisticados y de mayor gama de Bodegas Cepa 21. Su nombre es homónimo al de su parcela de procedencia, sometida a la dureza del clima de la Ribera del Duero y que se distingue por la uva tan especial que de ella se obtiene, idónea para elaborar un vino tinto exclusivo, redondo y lleno de matices.
La historia de Malabrigo es indisociable a su tierra de origen. Imposible hablar de este vino sin hacer referencia al terroir, fruto de la combinación de la variedad de uva tempranillo, la dureza del clima con grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche, y el suelo arenoso-arcilloso, muy presente en esta referencia y responsable de su esencia. En palabras de José Moro, presidente de Bodegas Cepa 21, este vino “representa a la perfección la austeridad y el frío de Castilla, posee una personalidad humilde, pero rebosa magia nada más descorcharse. Es, en definitiva, la elegancia hecha vino”.
Reconocimiento internacional
No solo en España ha obtenido la aprobación del público y de prestigiosos enólogos, la crítica internacional también ha dado fe de su excelencia. Así, este tinto ha logrado a lo largo de los años el reconocimiento de las más prestigiosas publicaciones del sector vitivinícola con puntuaciones que van desde los 92 puntos Robert Parker por Wine Advocate, los 93 puntos en Wine Spectator, los 94 puntos de Wine&Spirits o los 95 puntos de Wine Enthusiast, entre otros.
La esencia que perdura en la boca
Malabrigo se presenta con un color rojo intenso cereza cubierto con ribetes rubí. En nariz es intenso y complejo con una base de frutos negros maduros típicos de la variedad y sutiles notas de barrica procedentes del envejecimiento que aportan riqueza al conjunto. Su fermentación alcohólica se realiza en depósitos de acero inoxidable durante 26 días a temperatura controlada.
Para finalizar el proceso con una crianza en barrica de roble francés, lo que termina por concederle un excelente equilibrio entre las notas de madera y el protagonismo indiscutible de la esencia varietal.
En la boca es rotundo pero amable, de gran volumen, con un tanino muy maduro y postgusto largo y persistente. Un vino con cuerpo, pero adecuado para disfrutar de él en cualquier ocasión, perfecto para maridar con carnes, pero también para tomarlo con pescados o pastas.