UN CERTIFICADO INTERNACIONAL RECONOCE LA SEGURIDAD DE LOS PRODUCTOS DEL GRUPO MARFRÍO

Producir alimentos seguros para el consumidor aporta un valor añadido a sus productos y transparencia en toda la cadena de suministros del grupo

 Los altos estándares en cuanto a la gestión de la calidad del grupo Marfrío -cuya actividad es la elaboración y comercialización de pescados y mariscos congelados- han sido certificados mediante la concesión de la norma Internacional Food Standard (IFS) en nivel Superior (98,93%), siendo éste un estándar de auditoría reconocido internacionalmente que vela por la seguridad de los productos dirigidos al consumidor y que ha sido concedido a las fábricas que el grupo tiene en Marín (Galicia, España) y Vilanova de Cerveira (Portugal).
 
Para el jefe de Gestión de Calidad y Laboratorio de Marfrío, Antonio Santiago, esto supone, además de “un reconocimiento de que en la empresa se están haciendo bien las cosas, una tranquilidad sobre todo para nuestros clientes” ya que, al poder aportar este certificado, “les estamos diciendo que producimos alimentos seguros y, esto, es un valor añadido a nuestros productos”.
 
La norma IFS es una herramienta de uniformidad para garantizar la seguridad alimentaria y controlar el nivel de calidad de los fabricantes y se aplica a todas las etapas del procesado alimentario, salvo la producción primaria. Se basa en un sistema de auditorías compuestas por una serie de requisitos que deben ser puntuados, entre los que destacan: Las especificaciones en materias primas y de producto acabado, gestión de cuerpos extraños, sistema de trazabilidad o el procedimiento de retirada y recuperación, entre otros.
 
Para lograr la certificación una empresa necesita cumplir más del 75% de los requisitos y para obtener el nivel Superior, debe superar el 95%. Por su parte, el grupo Marfrío, que ya contaba en 2010 con el nivel Básico, alcanzó en 2011 el nivel Superior en IFS con una puntuación del 98,93%.
 
Las auditorias a proveedores han sido unas de las actuaciones más relevantes dentro de los sistemas y procedimientos de los distribuidores, grandes superficies o mayoristas. Así surgió la IFS, como necesidad de desarrollar una norma uniforme de calidad y seguridad alimentaria. Entre los factores más determinantes que motivaron el desarrollo de una garantía de calidad uniforme y un estándar de seguridad alimentaria para los productores alimentarios destacan: Las exigencias cada vez mayores de los consumidores, la mayor responsabilidad de los distribuidores, el incremento de los requisitos legales, y la globalización de las cadenas de suministro de alimentos.
 
Por ello, Antonio Santiago, consideró que tener esta certificación evita a las empresas muchas complicaciones como tener que llevar a cabo dichas auditorías para comprobar que, en este caso, el grupo Marfrío cumple con los requisitos que exigen sus clientes en cuanto a calidad y seguridad alimentaria.
 
El tener una IFS garantiza que el grupo ya está auditado por empresas externas que controlan el grado de cumplimiento y, con eso, se normaliza la seguridad alimentaria del consumidor: “Esa es la función básica que tienen estos certificados, el problema es que el mercado aún no conoce de la utilidad de estas certificaciones”.
 
Esta certificación ayuda a establecer “un nivel alto de transparencia en toda la cadena de suministro”. Y hace hincapié en las partes de gestión de calidad que afectaría a la seguridad alimentaria y, también, en temas estructurales de funcionamiento de la empresa (maquinaria, distribución de las líneas, estado de las instalaciones…).
 
El mercado internacional actual requiere que las empresas tengan una serie de certificaciones que avalen la existencia y control de un sistema de gestión de calidad, además de los sistemas de control veterinarios oficiales, explicó Antonio Santiago.
 
El certificado más extendido, actualmente, es el ISO 9001:2008, acreditación que también posee el grupo Marfrío y que se emplea para que “una empresa externa controle el sistema de gestión de calidad y verifique el grado de cumplimiento, que es lo que esperan los clientes”, aclaró.
 
En los últimos años, además de la ISO 9001:2008, con las nuevas tendencias del consumidor en el sector de la alimentación, se estaba solicitando algo más sobre todo en los grandes grupos de alimentación. Esto es, que “las empresas que van a trabajar para ellos tengan un grado de seguridad alimentaria”.
 
“Por mucho que realices un control veterinario oficial o un sistema de gestión de calidad, puedes tener otro tipo de complicaciones y lo que interesa a todo el mundo, sobre todo a los grandes distribuidores, es que cuando compren un producto, lo vendan y lo distribuyan en el mercado, es que el consumidor no vaya a tener problemas”, explicó.
 
Por todo esto, consideró que la IFS es una certificación “más exigente” puesto que “no te dan la posibilidad de solucionar los errores, no te hacen ningún seguimiento”, sino que llevan a cabo “una auditoría anual y, como no cumplas una serie de requisitos establecidos, llamados KO, te retiran el certificado”. Entonces, desde ese punto de vista, es una certificación “bastante más estricta que otras porque no te da un periodo de solventar las cosas. O está bien o está mal”, concluyó.