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Aprende a proteger tu microbioma a través de los prebióticos

El próximo 27 de junio se celebra el tercer Día Mundial del Microbioma 2020, una jornada que reconoce el efecto positivo de los microorganismos en la salud humana, animal y ambiental. Bajo el lema “la diversidad importa”, se pone de manifiesto la necesidad de que el diverso mundo de los microbiomas merece un mayor reconocimiento y deje de ser un aspecto desconocido para los ciudadanos. Pero, para celebrar como se merece este día, debemos comprender qué es precisamente el microbioma y su relevancia en nuestra vida.  

El término microbioma se utiliza para hacer referencia al conjunto de microorganismos (microbiota) y su material genético presente en los humanos y es clave para nuestra salud. Su importancia en nuestro día a día se puede incluso cuantificar: según los últimos cálculos, contamos con un número muy similar de bacterias y de células humanas (3,8 x 1013 frente a 3 x 1013), lo que demuestra que el ser humano es un super-organismo resultante de la integración de células humanas coexistiendo con millones de microorganismos[1]. “Se podría decir que somos mitad humanos, mitad microorganismos, ya que las células microbianas y humanas establecen una relación de beneficio mutuo en nuestro interior, completando sus funciones biológicas y mejorando su capacidad de supervivencia”, explica Deisy Hervert, doctora en nutrición humana y responsable de Nutrición de Kellogg´s.

Microbioma y flora intestinal

Cada ser humano cuenta con un microbioma único, como si fuera una huella digital. Cada vez, su influencia en la salud y el bienestar está más reconocida; según los expertos, se ha asociado con beneficios potenciales tan diversos como la mejora de la respuesta inmunitaria, la reducción del riesgo de obesidad o diabetes de tipo 2 y la mejora de la cognición y el estado de ánimo[2], afirma Deisy Hervert.

Si hablamos del microbioma humano, debemos destacar la flora o microbiota intestinal, el conjunto de bacterias que viven en todo nuestro sistema digestivo, sobre todo en el intestino grueso, y que se multiplican por millones dentro de nosotros (más de 100 billones de bacterias[3] de unas 500 a 1.000 especies distintas en una persona adulta de 70 kg). De hecho, casi toda nuestra microbiota está localizada en el aparato digestivo, sobre todo en el intestino grueso.

La diversidad de microorganismos, clave para la salud

En la actualidad, diversos estudios han demostrado que una mayor diversidad de microorganismos en nuestro microbioma y, por ende, en la flora intestinal está directamente relacionada con beneficios a la salud. Por eso es tan preocupante cómo, en las sociedades occidentales, estamos sufriendo una progresiva pérdida de la diversidad microbiana a causa del ajetreado estilo de vida, lo que se puede asociar, además, con un aumento de las enfermedades metabólicas, inmunitarias y cognitivas[4].

Para ayudar a mantener en condiciones normales la diversidad de microorganismos de nuestro cuerpo y, como consecuencia, nuestra flora intestinal y nuestro microbioma, debemos atender en primer lugar a nuestra dieta. Como se ha demostrado, las bacterias que habitan en el intestino dependen del suministro de sustratos dietéticos fermentables, lo que hace que la dieta sea un factor de gran relevancia en la composición de la microbiota intestinal humana[5].

Prebióticos para ayudar a nuestro microbioma

Por esta razón, es importante introducir alimentos ricos en fibra que incluyan prebióticos en nuestra dieta. Los prebióticos son compuestos no digeribles, en su mayoría fibras, que sirven de alimento para las bacterias de nuestro aparato digestivo y nos ayudan a estimular el crecimiento y la actividad de los microorganismos de nuestra flora intestinal[6].

Una dieta equilibrada es la clave para obtener la cantidad diaria de fibra recomendada, incluyendo prebióticos. En nuestro día a día podemos encontrar prebióticos en una larga lista de alimentos, como las verduras (alcachofas, espárragos, puerros, ajo, cebollas…), las féculas (patatas y boniatos), las frutas (en especial los plátanos), las legumbres, los frutos secos y los cereales, sobre los que destaca el trigo.

“Está demostrado que existe una asociación entre el consumo de uno de los tipos de fibra más abundante de la dieta, la fibra intacta de los cereales, y una mayor diversidad de la microbiota intestinal”, añade Deisy Hervert. “Se ha observado que la ingesta de entre 6-8 g de fibra de trigo[7] tiene un efecto positivo en la diversidad de la microbiota intestinal”.

En este sentido, la nueva gama de granolas Kellogg´s All-Bran Prebiotic[8] es un complemento idóneo para ayudar a mantener una flora intestinal equilibrada gracias a la inclusión de fibra de raíz de achicoria y fibra de salvado de trigo. Las dos variedades de All-Bran Prebiotic, con semillas clásicas y de Almendras y Pipas de Calabaza, cuentan con la avena como su principal ingrediente y con tan solo 2,2 g de azúcares por ración recomendada de 45 gramos, por lo que son una opción excelente para ayudar a la población a alcanzar un nivel de ingesta de fibra adecuado de manera sencilla.

Para más información e imágenes del producto, pincha aquí.

www.KelloggCompany.com www.kellogg.es 

 

[1] Sender R, Fuchs S, Milo R. Revised estimates for the number of human and bacteria cells in the body. PLoS biology. 2016 Aug 19;14(8):e1002533

[6] Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos. Prebióticos [https://semipyp.es/wiki/]

[8] All- Bran Prebiotic Classic y All-Bran Prebiotic con Almendras y Pipas de Calabaza contiene 5.4g/ 4.9g de fibra de raíz de achicoria por ración, equivalente al 45%/ 40% de la cantidad diaria recomendada. 12g al día de fibra de raíz de achicoria contribuyen al tránsito intestinal normal al aumentar la frecuencia de las deposiciones. All- Bran Prebiotic Classic y All-Bran Prebiotic con Almendra y Pipas de Calabaza aporta 3g/ 2.7g de fibra de salvado de trigo por ración. 10g de fibra de salvado de trigo al día contribuyen a la aceleración del tránsito intestinal.