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Conviértete en vendimiador en ABADÍA RETUERTA LEDOMAINE


Una bodega se juega todas sus cartas en cada nueva cosecha. En Abadía Retuerta LeDomaine empieza la cuenta atrás para la próxima vendimia, que tendrá lugar durante la primera quincena de octubre. Entonces, el enólogo Ángel Anocíbar y su equipo volverán a dar lo mejor de sí mismos, entregándose en cuerpo y alma al campo. Pero no serán los únicos participantes de esta apasionante tarea. Porque los huéspedes del hotel y los clientes externos también pueden convertirse en vendimiadores.

Ellos pueden conocer el proceso de elaboración de un vino de principio a fin en una finca histórica, con 700 hectáreas de las cuales 180 corresponden a viñedos. Desde la recogida a mano y selección únicamente de los mejores racimos y cómo se elaboran artesanalmente los primeros mostos, es decir, el prensado tradicional. La inmersión concluye con una cata comentada en la novísima sala de la bodega. El tiempo estimado de duración de la actividad es de dos horas y media, y está diseñada para grupos de, al menos, 8 personas. El precio asciende a 150 euros/persona. Los interesados deben reservar vía email o por teléfono: 983 681 103 / visitas@abadia-retuerta.es

Previsión cosecha 2018

El clima extremo en la zona del Duero determina unos ciclos de desarrollo de planta más cortos que en otras zonas de España, que gozan de unas condiciones más benignas. En Sardón de Duero, se oscila entre las heladas de primavera y unos inviernos relativamente prematuros. Esto quiere decir que, en años frescos, cuesta alcanzar los grados de temperatura necesarios para conseguir una buena maduración de las uvas.

El perfil inicial de 2018 es de un año relativamente fresco. La primavera fue realmente suave y el verano tardó en llegar. El calor de finales de junio ayudó al viñedo a ponerse un poco al día y el mes de septiembre va a ser el más cálido de la historia, superando en temperatura media incluso a los meses de agosto de 2007 y 2008. Como apunta Anocíbar, “la gran ventaja de 2018 es que, tras casi dos años de sequía extrema, las generosas lluvias de primavera y las reservas de agua en el suelo han contribuido a disminuir el estrés hídrico de la viña, favoreciendo la madurez con unos racimos algo más grandes de lo habitual”.