Desde Neolife explican en qué consiste este estado de desnutrición relacionado con el bajo consumo de micronutrientes básicos
Llega el verano y un año más nos sorprende sin hacer los deberes en relación al control del sobrepeso. Nos quitamos la ropa de abrigo, no nos gusta lo que vemos y tratamos de perder de forma acelerada y en pocos días los kilos de los que no nos hemos preocupado durante el invierno. Es un proceso que se repite siempre con la llegada del calor y que llena las consultas de los endocrinos y nutricionistas. Esto en el mejor de los casos, porque no son pocos los que recurren a trucos de internet, se autoimponen un régimen y se entregan a pautas de alimentación muy restrictivas y mal estructuradas.
Una de las consecuencias de estas prisas y de la falta de asesoramiento médico especializado es la baja disponibilidad energética, que, aunque podría parecerlo, no tiene que ver ni con la astenia ni con el cansancio físico. Estos, explica desde Neolife el doctor César Montiel, son sensaciones subjetivas de fatiga, debilidad y falta de energía, y pueden estar relacionados con el estrés crónico, la falta de sueño o el exceso de trabajo, entre otros.
La baja disponibilidad energética, sin embargo, tiene origen en la cantidad y calidad de los alimentos. Se define como una forma de desnutrición relacionada con la falta de consumo adecuado de macronutrientes, como carbohidratos, grasas y proteínas, que son fuentes importantes de energía para el cuerpo. No se trata sólo de tomarlos todos, sino de equilibrarlos en una pauta de alimentación diseñada tras el estudio y los análisis personalizados de cada individuo. Justo lo contrario de las llamadas dietas restrictivas, que suelen basarse en la ingesta de un único nutriente, que puede ser la proteína o la grasa, o centrarse en el consumo de las frutas y verduras.
¿Cómo se detecta la baja disponibilidad energética? Según el nutricionista de estos centros especializados en medicina antiage, David Baeza, los síntomas pueden variar según la gravedad, aunque cita a los mareos, la pérdida de atención y concentración, la debilidad y la falta de energía como los más comunes. También a la irritabilidad y la depresión.
En cuanto a las consecuencias, hay que destacar la disminución de la masa muscular, la pérdida de grasa y de densidad ósea. En casos agudos, se puede producir un descenso de la producción de hormonas elementales como la testosterona y los andrógenos, así como de la del crecimiento. La del cortisol, que regula el estrés, puede, en cambio, aumentar, perjudicando el funcionamiento del sistema inmunológico y dando lugar a enfermedades.
A estas graves consecuencias añade el doctor Montiel el deterioro cognitivo, en tanto en cuanto la falta de energía puede afectar el funcionamiento del cerebro, al retraso en el crecimiento y al desarrollo de niños y adolescentes, así como a una mayor propensión a contraer infecciones y a padecer complicaciones médicas.
Si nos centramos en una mala alimentación originada por disfunciones en la propia percepción de la imagen llegamos a la anorexia nerviosa. El miedo intenso a ganar peso puede llevar a una restricción severa de la ingesta calórica, lo que resulta en una baja disponibilidad energética y puede causar complicaciones físicas y mentales graves. La bulimia nerviosa, un problema similar, tiene idénticas consecuencias.
En las personas mayores, advierten estos profesionales de la medicina antiage, es necesario tener más precaución frente a estas dietas no balanceadas, ya que el envejecimiento puede estar asociado con cambios en el metabolismo y una mayor susceptibilidad a la desnutrición. La falta de energía adecuada puede agravar problemas de salud existentes y aumentar el riesgo de complicaciones y fragilidad.
La baja disponibilidad energética se puede revertir. En Neolife y tras su detección mediante un estudio nutricional, de la composición y el peso corporal y, la evaluación de los síntomas físicos y psíquicos se procederá a un replanteamiento de las pautas alimenticias, a un control de los entrenamientos físicos por si fueran excesivos en según qué casos y a un análisis del estado hormonal. El manejo de estas variables puede reconducir un estado orgánico desnutrido, pero si hablamos de tiempos finaliza Montiel, dependerá de cada caso.