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El Parador de Oropesa celebra el 90 aniversario de su apertura


En los últimos años se ha invertido más de un millón de euros en la renovación de sus instalaciones, redecoración y mejora de la accesibilidad.

El Parador de Oropesa celebró ayer el 90 aniversario de su apertura rodeado de clientes, amigos, empleados y autoridades locales. En los últimos años este parador ha acometido varias actuaciones en sus instalaciones con una inversión de más de un millón de euros para adaptarse a las demandas del cliente actual y mejorar su accesibilidad. Así, se han redecorado totalmente las habitaciones, los salones, las zonas comunes y su restaurante, donde además se ha restaurado el suelo original y el artesonado de madera.  También se ha mejorado la accesibilidad para personas con movilidad reducida en habitaciones, en los baños de la cafetería y en la piscina, entre otros. Además, se han renovado las instalaciones, las cubiertas del parador y la cocina. Todo ello para que el Parador de Oropesa luzca mejor que nunca sus 90 años.

Un poco de historia

El Parador de Oropesa “Virrey de Toledo” fue inaugurado en marzo de 1930 por el Conde de Cimera, presidente del entonces Patronato de Turismo, acompañado por los Duques de Orión y Montello, los Condes de Gamazo y Güell y el Marqués de Comillas. Se convirtió en el tercer establecimiento de la Red de Paradores, después de Gredos (1928) y Cádiz (1929).

Dos años antes, el Conde de Gamazo, director de la Junta de Paradores, había solicitado al alcalde de Oropesa -poco después de la inauguración del Parador de Gredos por el Rey Alfonso XIII-, la cesión del Palacio de los Duques de Frías para instalar un parador. Aunque las obras de remodelación del Palacio concluyeron a finales de noviembre de 1929, la inauguración oficial fue retrasándose por los vaivenes políticos de la época, celebrándose al final en la más estricta intimidad dado que unos días antes había fallecido Primo de Rivera.

Primer parador en un edificio histórico

El Parador de Oropesa fue el primer establecimiento de la cadena pública que se instaló en un edificio histórico creando un nuevo estilo en la hotelería española. Primero castillo, luego palacio de los condes de Oropesa, fue casa y señoría del V virrey del Perú.

En realidad, éste es un castillo formado por dos unidos: el castillo viejo y el castillo nuevo. El viejo fue construido por los árabes entre los siglos XII y XIII y tiene planta rectangular con cuatro torres circulares en las esquinas, de las que sólo han quedado tres.

El castillo nuevo, mucho más esbelto, fue construido hacia 1402 y se convirtió en la residencia de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa. De planta también rectangular, posee originales torres de distintas formas, donde sobresale la del homenaje, cuadrada y maciza en la parte baja, con un patio cuadrado en el piso alto y una escalera. En el interior del castillo hay una gran plaza, antiguo patio de armas, a la que se accede por una única puerta, protegida por la torre principal.

Desde la plaza se sube a la torre por una ancha rampa escalonada adosada al lienzo de la muralla que da acceso a todo el matacán. Esta escalinata está considerada una de las más impresionantes de los castillos españoles y es del siglo XVI. En el siglo XIX, pasó a ser propiedad del ayuntamiento para convertirse, en su parte noble, en Parador de Turismo en 1930, uso que compartió durante años con otras funciones como, por ejemplo, coso taurino de Oropesa. El encargado de tal obra fue el arquitecto Luis Martínez -Feduchi Ruiz. En los años sesenta el arquitecto Julián Luis Manzano Monís lo reformó para acondicionarlo a los clientes ilustres que por allí pasaban durante las jornadas de cacerías: desde reyes europeos y nobles españoles a artistas.

Paradores, casi un siglo de turismo sostenible

Paradores de Turismo es una cadena hotelera pública que representa un concepto de turismo único en el mundo. Fundada en 1928, sus 97 establecimientos se ubican en lugares singulares como edificios históricos, castillos, conventos, palacios y espacios naturales excepcionales. Estos emplazamientos, unidos a un servicio personalizado de excepcional calidad, han consolidado a Paradores como la marca española con mejor reputación (Brand Finance, 2019) y como un referente internacional de la Marca España.

Entre los objetivos de la compañía se encuentran la recuperación del patrimonio histórico-artístico, así como la promoción de los destinos culturales españoles y su gastronomía. La actividad de Paradores contribuye a la lucha contra la despoblación de la España interior mediante la creación de empleo, la compra local de productos de kilómetro cero y la dinamización social y cultural de zonas donde se ubican sus establecimientos.

En este casi siglo de vida Paradores se ha situado a la vanguardia del turismo sostenible mediante la promoción de un turismo de calidad que apuesta por el cuidado y el disfrute del medioambiente. La compañía pública desarrolla múltiples acciones de protección de la naturaleza y la biodiversidad en colaboración con medio centenar de ONG conservacionistas. Paradores apuesta por las energías limpias mediante el uso de electricidad 100% procedente de fuentes renovables, ha eliminado el plástico de un solo uso de todas sus habitaciones y lucha contra el desperdicio alimentario en sus restaurantes.

En la actualidad, Paradores suma 97 establecimientos -uno de ellos en régimen de franquicia en Portugal- con 1,3 millones de habitaciones vendidas. Paradores cerró el año 2019 con 265,5 millones de euros de facturación, lo que supone un 3% y 7,7 millones más que en 2018. La cadena pública alcanzó un beneficio de 16,8 millones, un aumento del 1,2%. En cuanto a la restauración, el año se cerró con más de 2,2 millones de cubiertos vendidos, un 5% más respecto al año 2018 y con un aumento del 3% en los ingresos por restauración.

En la primera mitad de 2020 se sumará a la Red el Parador de Costa da Morte, en Muxía (A Coruña) y próximamente lo hará también el Parador de Veruela, en Vera del Moncayo (Zaragoza). Además, en 2020 reabrirán, tras su completa rehabilitación, el Hostal San Marcos (León) y el Parador de Aiguablava (Girona).