Palacio Gran Vía, a Royal Hideaway Hotel, un edificio con 120 años de historia

Este emblemático inmueble ha sido palacio nazarí en el siglo XV, la banca Rodríguez Acosta en el XX y su última rehabilitación como hotel boutique 5*GL

En el siglo XV el edificio que actualmente alberga el hotel Palacio Gran Vía, a Royal Hideaway era conocido como Casa de los Infantes, un palacio nazarí de la época que, tras la conquista de los Reyes Católicos, acabó el siglo XIX como casa de vecinos, almacén y taller. 

A finales del siglo XIX, Granada sufrió una transformación urbana e, inspirados por las grandes urbes europeas, acabó construyendo la Gran Vía de Colón, vía principal de la ciudad. Este proyecto requirió de la demolición de varios edificios, entre ellos, la Casa de los Infantes.
En su lugar surgió un nuevo edificio que albergó la Banca Rodríguez Agosta que fue evolucionando a lo largo del siglo XX. 

Un hotel boutique que mantiene su herencia y pone en valor el legado celebrando sus 120 años de historia
Tras estos numerosos cambios a lo largo de varios siglos, entre el año 2017 y 2018 el edificio fue adquirido por la familia Poyatos, quienes encargaron un proyecto de rehabilitación con trabajos de restauración que preservaron estructura y fachada.

Tras más de tres años de reforma y acondicionamiento, Palacio Gran Vía, a Royal Hideaway Hotel 5* GL abrió sus puertas como hotel boutique, un nuevo capítulo en la historia de este icónico edificio de la ciudad de Granada. 

El arquitecto Carlos Quintanilla fue el encargado de la rehabilitación, manteniendo las características más distintivas del edificio como el patio central de luces y la fachada ornamentada. En el interior, se pueden apreciar obras de arte que van desde piezas neomudéjares del siglo XVI, hasta vidrieras y esculturas modernistas, a elementos originales de la antigua banca como el mostrador de atención al público o sus antiguas cajas fuertes. 

Una auténtica joya de edificio que actualmente se encuentra dentro del Conjunto Histórico de Granada, declarado Bien de Interés Cultural desde 1993, y que se puede disfrutar tanto como huésped, alojándose en una de sus habitaciones, o como visitante disfrutando alguna de sus experiencias –como el afternoon tea– o sus diferentes puntos gastronómicos entre los que destaca el restaurante El Patio.