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La diversidad se consolida como eje de competitividad y transformación en las empresas

Durante la mesa de debate dedicada a la diversidad, la equidad y la inclusión, celebrada en el marco del 40º Congreso AECOC de Gran Consumo, Allyson Zimmermann, directora ejecutiva de Lead Network, y Ana Callol, directora general de Coca-Cola Europacific Partners Iberia, coincidieron en que la diversidad se ha convertido en un motor esencial de innovación, productividad y cambio cultural dentro de las organizaciones.

Zimmermann recordó que la diversidad “no se mide solo en porcentajes o cuotas”, sino que implica crear entornos donde todas las personas se sientan valoradas y con sentido de pertenencia. Según explicó, cuando las empresas logran esa cultura inclusiva, el impacto es tangible: “El absentismo puede reducirse hasta en un 70%”.

La ejecutiva también lanzó una advertencia a las compañías que descuiden este ámbito: “El 90% de la Generación Z no querrá trabajar en organizaciones que no consideren la diversidad y la equidad como prioridades reales”. En este sentido, señaló que la inclusión se ha convertido en una palanca clave para atraer y retener talento joven en un mercado laboral cada vez más competitivo.

Por su parte, Ana Callol defendió una visión multidimensional de la diversidad, que va más allá de la igualdad formal y pone el foco en la equidad como herramienta para que cada persona pueda desarrollar plenamente su potencial. “La cultura de una empresa está directamente relacionada con su productividad”, afirmó. “Cuando los empleados se sienten escuchados e implicados, el rendimiento se dispara”.

Callol destacó que el liderazgo inclusivo se construye a través de la escucha activa, el ejemplo desde la dirección y la creación de condiciones que fomenten la participación. Además, subrayó que el liderazgo del futuro “no dependerá únicamente del conocimiento técnico, sino de la capacidad de los líderes para aprovechar el talento colectivo, comprender mejor el mercado e impulsar la innovación con una visión más humana y comprometida”.

Ambas directivas coincidieron en que la diversidad debe entenderse como una estrategia empresarial y no solo como un valor ético o social. Su adecuada integración, aseguraron, fortalece la cultura organizativa, impulsa la creatividad y mejora la competitividad de las compañías, preparando a las empresas para afrontar los desafíos de un entorno laboral en constante transformación.