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Menú de Tontas o de Listas, ¿cuál prefieres?

Modernidad vs. Tradición se dan cita en la corrala de la Posada del Dragón con dos diferentes ofertas gastronómicas para honrar a San Isidro

Llega el día de San Isidro y, con él, las actividades más castizas de la ciudad de Madrid.  Entre chotis, verbenas y romerías, la comida tiene un protagonismo especial durante estas fiestas. Se vuelve al puchero de toda la vida y a las reuniones campestres, pero ya no hará falta moverse hasta la Pradera de San Isidro para honrar al patrón de la capital. A escasos metros de la Colegiata de San Isidro, donde actualmente alberga el sepulcro del patrón, se ubica La Posada del Dragón y su querida “La Antoñita”, el restaurante de este hotel boutique situado en La Latina. Con su exquisita cocina de mercado, de alta calidad y materias primas autóctonas, no habrá chulapo o chulapa que se le resista.

El menú lo marca el dulce más típico de estas fiestas, las rosquillas tontas o las listas. Las tontas son las más antiguas. Haciendo honor a la base de todas las rosquillas, la posada ofrece un menú más tradicional, con los sabores más castizos de Madrid. Para honrar a los paladares más modernos, está el menú que recae en las rosquillas listas, unas rosquillas con un añadido especial que da lugar a la versión más moderna de la típica gastronomía madrileña.

MENÚ DE TONTAS…

Ensaladilla Rusa, receta original rescatada de 1864

Este es, quizá, el plato con más historia de La Antoñita. Por él han pasado varias generaciones y la exquisitez de su receta original ha hecho de él uno de los platos más icónicos de la carta, haciendo honor a la legendaria receta del siglo XIX.

MENÚ DE LISTAS…

Crujiente de rabo de toro… con parmentiere de patata

Si hay algo típico en mayo y en Madrid es el rabo de toro. La tradición taurina de este mes se fusiona con la cocina oriental para ofrecer uno de los platos estrella de La Antoñita: una versión “enrollada” del clásico estofado de rabo de toro.

 

Callos a la madrileña…. ¡Hechos con todo el  morro!

La casquería es popular en toda la provincia de Madrid y no podía faltar durante la honra a su patrón. Los paladares más tradicionales querrán probar uno de los manjares más típicos de Madrid, los callos hechos por “La Antoñita” que, como toque especial, incorpora todo el morro de la vaca. 

Mollejas de ternera braseadas con manzana y mostaza en grano

Este plato también forma parte del castizo club de la casquería. “La Antoñita” juega con el contraste de sabores para elaborar este delicioso plato. El intenso sabor de las mollejas casa a la perfección con el dulzor de la manzana y el toque picante de la mostaza para formar una de las opciones más curiosas del menú.

Rosquillas Tontas

Son las más antiguas y las más originales. No llevan ningún acabado especial. Reciben el nombre de “tontas” por ser las más simples, pero su simpleza se complementa con su intenso y aromático sabor.

Rosquillas Listas

Estas rosquillas no son tan simples. Aunque la masa sea idéntica a la de “las tontas”, tienen un añadido especial, de ahí su nombre. El acabado incluye un tipo de glaseado que las cubre y puede ser de diferentes sabores o colores.

 

El vino que bebe un auténtico chulapo

¿Qué es de una buena comida sin un buen brindis? La selección de sabores más castizos viene acompañada de un maridaje con el vino más madrileño: Figueroa Roble 4 M/B 2014´ con Denominación de Origen de Madrid.

La clásica limonada madrileña con un twist

Tomando como base este refresco tan típico de San Isidro, los comensales podrán probar la versión más “alcoholizada” de la limonada de siempre.

Precio: consultar precio de menú

Del 8 al 17 de mayo 2017

Sobre La Posada del Dragón

Lo que hoy conocemos como Posada del Dragón, fue a comienzos del siglo XVI, una Alhóndiga (granero municipal, lugar de almacenamiento del Pan y donde también se regulaba su distribución y venta). Fue propiedad de la Villa de Madrid y se remonta a la época de los Reyes Católicos. La Posada del Dragón debe su nombre al mítico dragón que estaba situado en piedra sobre la Puerta de Moros.

Fue construida como casa de huéspedes en 1868 por el arquitecto Francisco de Cubas, Marqués de Cubas. Forma parte de un edificio histórico protegido. El edificio es una corrala del siglo XIX, en cuyo interior se encuentran restos de la muralla cristiana, una bañera de mármol, un pilón-abrevadero y una escalera de madera. A finales del siglo XIX el edificio original fue demolido y reconstruido en 1910, donde empezó a conocerse como alojamiento para comerciantes del Rastro y proveedores del cercano mercado de La Cebada. En aquella época, era tal el trajín de viajeros, que las compañías de postas y diligencias establecieron las paradas de sus carruajes, y con el tiempo, de autobuses, en esta Posada.

Actualmente, La Posada del Dragón ha recuperado su actividad y se ha convertido en un Hotel de exclusivo diseño y estilo singular con propia personalidad.