En los últimos 50 años, la superficie dedicada al cultivo de legumbres en España se ha reducido en torno a un 25% según datos del Ministerio de Agricultura. Y, pese a que nuestro país es el principal productor y consumidor de legumbres de Europa, el 80% de la demanda de este alimento en los hogares españoles se satisface con leguminosas importadas.
Además de la retirada de apoyos de la Política Agraria Europea (PAC), factores como la sequía han provocado una merma en la producción de legumbres en favor de otros cultivos más rentables. Circunstancias a las que además hay que sumar unas prácticas agrícolas que, en lo que se refiere a las leguminosas, se mantienen prácticamente inamovibles desde hace medio siglo.
En este sentido, la innovación aplicada al campo con soluciones de agricultura de precisión, la protección de cultivos o el ahorro y la rentabilización de insumos como agua y fertilizantes gracias al AgTech constituyen una promesa de viabilidad para los cultivos españoles, incluidos los de legumbres.
Como indica Krzysztof Stopa, CEO de SatAgro, “la digitalización y la aplicación de nuevas tecnologías a la agricultura se ha convertido en la gran esperanza de continuidad para un sector cada vez más presionado por las políticas europeas y extracomunitarias y del se esperan prácticas cada vez más eficientes y sostenibles a la hora de producir recursos”.
La monitorización de campos y cultivos mediante satélites, que ya se ha activado de manera global esta temporada en Castilla y León -cuna de la legumbre- para controlar los cultivos subvencionables por la PAC, es uno de los grandes aportes de innovación agrícola de compañías AgTech.
En este sentido, la solución SatAgro ya genera resultados de éxito en producciones de leguminosas como el guisante, con un incremento -en combinación con otros músculos tecnológicos- de hasta un 30% de la rentabilidad agrícola. De otro lado, como también señalan desde la compañía, la agricultura de precisión basada en inteligencia satelital “ayuda a minimizar el riesgo de sobrecostes agrícolas maximizando la eficiencia y rentabilidad de las futuras cosechas”.
Las legumbres, un tesoro en el punto de mira de productores y consumidores y atrapadas en la obsolescencia productiva, serán sin duda grandes beneficiarias de este tipo de soluciones. Que, además, se alinean completamente a los objetivos de la Agenda 2030 en materia de sostenibilidad y cuidado medioambiental.