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Las flores del queso suizo Tête de Moine AOP dan la bienvenida a las fiestas de primavera


El queso Tête de Moine AOP te ofrece una sabrosa excusa para disfrutar de las mejores fiestas de abril y mayo. Su corte en forma de flor hace honor al espectáculo del campo en su mayor apogeo y entronca con la tradición floral de estas fechas. El más estético de los quesos suizos se raspa en forma de finas flores, con un utensilio llamado girolle que consigue liberar todas sus propiedades organolépticas, convirtiendo cada bocado en un auténtico placer, también aromático. Al igual que la primavera.

Muchas ciudades se rinden al renacer botánico tras el invierno. Barcelona por la fiesta de Sant Jordi -23 de abril- se llena de libros y rosas. ¿Por qué no sorprender en una comida familiar con unas rosas de este queso suizo?

Del 3 al 15 de mayo, Córdoba estalla con el espectáculo de Los Patios, otro patrimonio cultural español que atrae a entusiastas de todo el mundo por su colorido ambiente. En esta fiesta, la gastronomía cordobesa destaca por su exquisito rabo de toro, las ollas cordobesas, los flamenquines o el salmorejo. Este último plato puede combinar y complementarse muy bien con el Tête de Moine AOP, gracias a la acidez y frescor del tomate que contrasta con la intensidad de sabor del queso suizo. ¿Te atreves a experimentar?

Cuando terminan Los Patios empieza la fiesta más castiza de Madrid: San Isidro, que se celebra el 15 de mayo. Además de las actividades religiosas, muchos madrileños se juntan para la tradicional limonada con las tradicionales rosquillas del Santo en las praderas de San Isidro o en las casas. El dulzor de estas rosquillas “tontas”, “listas”,de Santa Clara” y “francesas” puede ayudar a potenciar mucho más el sabor salado, ácido e intenso de las flores del Tête de Moine AOP. En cuanto a la bebida, la más popular de esta fiesta es la limonada madrileña, con vino, limón, azúcar y fruta troceada que, gracias al frescor y dulzor de ésta combina a la perfección con el queso suizo.

Sus flores son tan delicadas y elegantes que dan un toque original, fresco y altamente estético a cualquier creación culinaria de primavera

Conoce mejor a Tête de Moine AOP

Originario de la región del Jura, los monjes del monasterio de Bellelay lo elaboraban minuciosamente ya desde el siglo XII. De ahí su nombre, Tête de Moine (cabeza de monje), por la similitud entre el queso, una vez abierta la corteza superior, con la coronilla afeitada de los monjes.

En la actualidad, su sabor puro obedece a las manos de maestros queseros que lo producen en menos de 10 queserías de aldea de las zonas de montaña de las regiones de Franches Montagnes, Porrentruy, Moutier y Courtelary.

De aroma distinguido y refinado, y masa semidura, cada pieza de este queso no llega al kilo de peso y su maduracón oscila entre los 3 y los 4 meses.

Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse con aditivos químicos.

Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y forrajes.

La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de Agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la denominación de origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.

Más información en https://www.quesosdesuiza.es/