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Bodegas Montecillo, impulsores en sostenibilidad y tecnología en el campo

Jesús Hernández, responsable de viticultura y medioambiente de la Bodega, reflexiona sobre el futuro del sector y el papel de las bodegas como impulsoras del cambio en el campo La bodega riojana conserva una vinculación de décadas con viticultores locales, apoyando al campo y el trabajo artesanal, pero con la mirada puesta en el futuro y la búsqueda de talento joven

El pasado 15 de marzo Bodegas Montecillo celebró sus jornadas de puertas abiertas en un encuentro en el que sus viticultores, con los que les une una vinculación de décadas, disfrutaron de unos vinos y una visita a la bodega. Junto a Mercedes García Rupérez, Directora Técnica y
enóloga de Bodegas Montecillo, y con la ayuda del equipo de enoturismo, estuvo presente Jesús Hernández, responsable de viticultura y medio ambiente en Bodegas Montecillo, y quien mantiene el trato continuado y estrecho con los viticultores colaboradores durante todo el año.

Dentro de Bodegas Montecillo Jesús es el encargado de gestionar las relaciones con los proveedores así como de los controles de calidad que los viticultores colaboradores de la bodega deben de mantener. Su labor es la de nexo entre los agricultores y Bodegas Montecillo,
estableciendo con ellos unos lazos que no solo son profesionales sino que también consisten en asesorarlos e informarles para que sus viñas y productos sean de la mejor calidad. Apodado cariñosamente “Chuchi”, la pasión de Jesús por el terruño le viene de familia, ya que su padre fue viticultor como él y su abuelo, agricultor. Desde joven sintió una fuerte conexión con la naturaleza que le llevó a entender la viticultura como un modo de vida en lugar de un mero oficio. De este modo, comenzó su andadura en este campo estudiando el grado de Ingeniería Agrícola y un máster en Ingeniería Agronómica, ambos en la Universidad de La Rioja y tras haber trabajado en otras bodegas de renombre, en 2021 se unió al equipo de Bodegas Montecillo.

En consonancia con los valores de Bodegas Montecillo, basados en el amor por la tierra riojana y el respeto hacia la misma, Jesús defiende el respeto por la naturaleza y sus tiempos para conseguir que la uva tenga la mejor calidad, pero siempre respetando el terruño, la planta y la esencia de cada viñedo. Dada la importancia que tiene la naturaleza en el sector, el cambio climático y las fluctuaciones de temperatura suponen todo un reto. “Antes sabíamos que más o menos en esta fecha llovía más, que más o menos en esta fecha hacía un poco más de frío, ahora no lo tenemos tan seguro. No obstante, también es un trabajo bonito intentar desentrañar qué es lo que va a pasar este año”, explica Jesús. También añade que fruto de estos cambios repentinos de temperatura, la brotación de la viña se ve afectada, así como la calidad de la uva o las enfermedades que puedan desarrollar: “Echando la mirada atrás, sí que es cierto que las vendimias están siendo
cada vez más tempranas, de hecho, las cinco vendimias más tempranas que hemos tenido han sido en los últimos diez años”.

Con todos estos cambios medioambientales la tecnología se ha convertido en una herramienta imprescindible dentro de la viticultura, un oficio que, aunque en Bodegas Montecillo mantiene su carácter tradicional y artesanal, siempre mira al futuro en busca de mejoras y
avances técnicos. “Las nuevas tecnologías ayudan a ver el momento presente y a ver el momento pasado. Y nosotros tenemos la capacidad de transmitir ese conocimiento a un pequeño agricultor no tiene capacidad económica, creando una sinergia con ellos” - comenta Jesús.

Esta simbiosis y apoyo al pequeño agricultor forma parte del ADN de Bodegas Montecillo, manteniendo un compromiso activo con su entorno natural, vitícola y humano. La bodega riojana conserva una vinculación de décadas con cientos de viticultores de la zona, una
relación casi familiar en la que agricultores locales y el equipo de Bodegas Montecillo van de la mano, permitiéndoles disponer de la mejor materia prima procedente de más de 800 parcelas extendidas por Rioja. “Gracias a esta forma de trabajo salimos de una zona muy concreta que puede tener un problema en algún momento y afectar a toda la producción, como puede suceder cuando tienes todos los huevos en una misma cesta. Es una gran fortaleza, a veces no se es consciente del trabajo artesanal y bien hecho que puede hacer un agricultor. Al final tú estás entrando en su casa, para ellos la viña es su hogar”.

Por otro lado, Jesús reflexiona sobre la brecha de edad en el campo y las dificultades que sufren los viticultores para atraer a las nuevas generaciones. “En Bodegas Montecillo tenemos actualmente cuatro jóvenes agricultores, pero sí que es cierto que todos los años se jubila alguien. Es difícil que el campo sea atractivo para todo el mundo, sobre todo en momentos de crisis”. Jesús también detalla que, aunque pocas, cada vez son más las mujeres que se unen a esta profesión, aunque en la mayoría de los casos el factor que decanta la balanza es el legado familiar, ya que la viticultura continúa siendo un sector muy familiar en el que la brecha de entrada es grande: “Algún hijo de agricultor, alguna hija de agricultor, se animan. Un poco por el apego y la pasión que les han transmitido los padres a los hijos hace que no haya ganas de abandonar la explotación familiar. La evolución hacia un futuro es un trabajo mucho más abierto a las mujeres, pero es complicado por el relevo generacional”.

En cuanto a las conclusiones sacadas por Bodegas Montecillo, consideran que la agricultura ha vivido una gran modernización en los últimos años. Antes la viña solía ser un cultivo de apoyo en el que haciendo poco era fácil conseguir buenos resultados, pero ahora, con la fama del vino de La Rioja, hay agricultores que están primando la cantidad sobre la calidad. Por ello, creen que es primordial que las bodegas trabajen para cambiar el interés de los agricultores y primar la calidad, apostando por mantener un trabajo artesanal con el que los viticultores puedan conseguir una mayor rentabilidad y un mayor éxito con calidad y no con cantidad. Asimismo, se muestran preocupados por la falta de relevo generacional y estiman que es también responsabilidad de las bodegas conseguir que el campo resulte más atractivo y atraer al talento joven.