Cada año solemos adaptar nuestra dieta cuando el verano se acerca. Optamos por consumir alimentos frescos con bajos índices calóricos y que no afecten a nuestra digestión: aguacates, espinacas, fresas, lechuga, pepino, plátanos, puerros, remolacha, tomates o zanahorias. Todos ellos, además de ser reconocidos como alimentos saludables, comparten un rasgo positivo: contienen silicio.
|