La regulación del consumo de alcohol en menores -15 de noviembre: Día Mundial Sin Alcohol

Asignatura pendiente en España según el análisis de DAS Seguros

Administración pública, Gobiernos locales y autonómicos, productores de bebidas alcohólicas, cuerpos de seguridad, centros educativos, medios de comunicación o uno mismo. El alcohol es responsabilidad de todos. Este es uno de los lemas bajo el que se conmemorará la quinta edición del Día Mundial Sin Alcohol, una iniciativa europea que busca sensibilizar y concienciar sobre los riesgos asociados al consumo de esta sustancia.

La normalización del consumo de alcohol de forma habitual, especialmente cuando se trata de adolescentes, puede comportar graves consecuencias que afecten a la salud, tanto a nivel físico como psíquico o social. Con motivo de la celebración de esta efeméride, DAS Seguros se suma a la causa advirtiendo de las limitaciones que comporta la normativa vigente, así como analizando los roles que deberían jugar los diferentes actores sociales implicados en la problemática.

 

En España: un problema de salud pública

Las cifras hablan por sí solas: más de 3 millones de personas de todo el mundo murieron por accidentes derivados del uso nocivo de alcohol o por enfermedades digestivas, cardiovasculares, infecciosas o cáncer. Esto representa 1 de cada 20 muertes, según los datos del último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en 2016. Asimismo, este organismo asegura que el consumo excesivo de esta sustancia causa más del 5% de las enfermedades de todo el mundo, y que Europa sigue liderando el ranking de mayor consumo per cápita del mundo.

De hecho, según la Encuesta sobre alcohol y drogas EDADES que elabora el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la tendencia de consumo de bebidas alcohólicas aquí es una de las más altas de la Unión Europea. Aun así, destacan que durante los últimos 10 años la tendencia se ha estabilizado, aunque a niveles todavía demasiado elevados. Sea como sea, las alarmantes cifras han llevado a la OMS ha catalogar el consumo de alcohol como uno de los desafíos más importantes de salud pública del siglo XXI, y del cual España no queda al margen.

 

¿Es suficiente la regulación actual para desincentivar su abuso?

Hoy en día, la normativa española contra el alcohol se centra, principalmente, en la imposición de sanciones y multas. Por ejemplo, el artículo 379 del Código Penal castiga a quien conduce un vehículo con una tasa de alcohol en aire expirado superior a 0,60 miligramos por litro con penas de prisión de 3 a 6 meses o con trabajos en beneficio de la comunidad de 1 a 90 meses. Pero, en cualquier caso, con la privación del permiso de conducir de 1 a 4 años. Asimismo, los expertos de DAS apuntan que el ordenamiento jurídico español también se rige por el principio Non Bis in Idem, concepto que en castellano significa “no dos veces lo mismo”. Es decir: que no se puede enjuiciar a un acusado dos veces por un mismo delito Ni sancionarlo dos veces a nivel administrativo, por los mismos hechos.

Ahora bien, y tal y como expresan los expertos de DAS Seguros: “España necesita regular sanciones más allá del delito de beber en la vía pública”, ya que la regulación de la ley del consumo de alcohol entre los menores es una de las asignaturas pendientes del país. Éste es, precisamente, uno de los principales puntos a tratar próximamente por parte de las instituciones. De hecho, durante el mes de abril, la comisión mixta del Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las drogas aprobó el informe que dará forma a la ley integral y consensuada contra el alcohol. Trámite que se encuentra, actualmente, pendiente de aprobación-. Por primera vez, el texto contaría con el visto bueno de todos los grupos parlamentarios.

Pese a que los expertos de DAS celebran la concordancia, aseveran que llega tarde. Actualmente, cada comunidad autónoma ya regula el problema de forma distinta, fenómeno que, por el momento y en vista de las cifras, no ha dado los frutos deseados. Así, y con los resultados en mente, el interrogante que se abre es el siguiente: ¿debería la futura ley contra el alcohol centrarse en la prevención, educación y apoyo a los afectados en lugar de poner el foco en las multas o sanciones?