233 años trabajando en el Alhambra Palace

Cinco empleados del hotel se han jubilado recibiendo el homenaje a las más de cuatro décadas dedicadas, cada uno de ellos, al 5 estrellas de la capital andaluza.                                         

Paco, jefe de cocina: 46. Felipe, camarero: 45. Antonio López y Antonio Castillo, ambos del economato: 46 y 47. José Manuel (Pepito), barman: 49. Entre los cinco suman 233 años de absoluta entrega y dedicación al Alhambra Palace; toda una vida laboral. La grandeza de este 5 estrellas no solo está en la variada y selecta clientela de personajes ilustres que ha acogido en sus 110 años de historia. Sus paredes palaciegas y solemnes salones son también el ‘otro hogar’ de humildes trabajadores que han sido –y son­– el alma anónima de mucho más que un hotel.

Paco Ribas estaba a punto de cumplir 17 años cuando la delicada situación familiar, al quedar huérfano de padre, le llevó a llamar en 1973 a las puertas del Alhambra Palace, el mismo hotel que medio siglo antes –el 1 de enero de 1910– había inaugurado solemnemente el rey Alfonso XIII, bisabuelo de nuestro actual monarca Felipe VI. “Me dieron la opción de empezar a trabajar como botones, de aprendiz de camarero o en la cocina. Y elegí los fogones porque era lo que más me gustaba”.

Y se ha jubilado, como jefe de cocina, después de 46 años preparando miles de platos para reyes, políticos, cantantes y actores que han desfilado por este 5 estrellas de estilo palaciego. Atendiendo a curiosas peticiones, como la de unos príncipes árabes. “Son muy especiales en lo que a la comida se refiere e incluso un día tuvimos en ir en taxi al centro de Granada para buscar un condimento que nos habían pedido y no teníamos”.

José Manuel Jiménez –Pepito para todos, aunque pueda ser el padre de muchos– llegó aún más joven, con apenas 14, y ha permanedido casi medio siglo: 49 años. “Mi padre también trabajó en este hotel, 42 años, y desde pequeñito soñaba con tener la oportunidad de labrarme aquí mi futuro”. La tuvo… y la aprovechó.

Tras empezar como aprendiz en el comedor, Pepito pasó al bar, donde echó raíces convirtiéndose en experto barman. “El hotel es como una gran familia y quien se amolda ya es incapaz de vivir sin ella; el Alhambra Palace me lo ha dado todo”. Pepito también guarda con cariño en su memoria decenas de anécdotas, como cuando “a Sofía Loren se le escapó el perro y salió de su habitación en camisón para buscarlo por los pasillos”.

Paco Ribas y Pepito Jiménez, como Felipe Tortosa –camarero con 45 años en el hotel–, Antonio López –del equipo de economato, 46–, o Antonio Castillo –también del economato, con 47 años de servicio–, pusieron punto final a toda una vida laboral dedicados en cuerpo y alma al Alhambra Palace. Entre los cinco suman la friolera de 233 años de generosa entrega; más de dos siglos de trabajo… en un hotel centenario. Por ello recibieron recientemente el justo reconocimiento en el momento de su jubilación.

Todos ellos coinciden en haber encontrado allí su ‘otro hogar’, disfrutando del compañerismo que ha hecho posible que el Alhambra Palace mantenga un espiritu de voluntad de servicio en busca de la excelencia que es tanto o más importante que el lujo palaciego que destila este 5 estrellas granadino ubicado a los pies de la Alhambra.

Más allá del paso de ilustres figuras de todos los ámbitos, desde el Aga Khan a los Principes de Gales; de Charles de Gaulle a Eva Perón; de García Lorca a Vargas Llosa; de Von Karajan a Zubin Mehta; del premio Nobel Severo Ochoa al Papa Clemente; de Yul Brynner a Lauren Bacall; de Orson Welles a Pedro Almodóvar… la historia del Alhambra Palace también la escribe su equipo humano. Ellos son el alma anónima de “un hotel atípico, porque desde que llega el cliente todos vamos a una, a intentar resolver cualquier problema por pequeño que sea”. Lo afirma Paco Ribas, ex jefe de cocina.

www.h-alhambrapalace.es