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Este otoño e invierno Tierra de Trufa vive su temporada más gastronómica. El bistrot barcelonés con la mejor despensa y la mejor cocina tradicional francesa, basada en productos artesanales seleccionados y traídos desde Francia, está en su mejor época del año, no en vano, ya cuenta con su producto estrella: la trufa fresca.
La carta de Tierra de Trufa nace del recetario tradicional francés, sin sofisticaciones pero con producto fresco y excelente. Como entrantes, la mejor charcutería francesa, el foie mi cuit de la casa, la ensalada Niçoise con ventresca casera, las alcachofas confitadas con crema de foie y frutos secos o los petits farcis niçois (verduras rellenas de carne). Y tapas con trufa en bikinis, croquetas, tostadas, etc. Entre los primeros, destaca el canelón casero relleno de foie, champiñones y trufa negra, el risotto de setas y trufas y la patata fondant con trufa negra. Y como segundos, excelentes carnes con D.O.: solomillo de buey de la Val du Périgord con salsa de setas y nata; ternera blanca de Limousin; chuletón de buey de la Val du Périgord o cordero lechal de Sisteron (famoso por su carne fina y tierna) con patatas y tomate provenzal. También magret de pato del Gers, región del suroeste francés, y andouillette de Troyes (similar a una butifarra pero elaborada con estómago e intestinos de cerdo). Tampoco falta un delicioso steak tartar cortado a cuchillo y preparado en la mesa, ante el comensal.
En Tierra de Trufa los postres también son siempre artesanales y firmados por Lorena Toll Morales, formada en la escuela Hofmann. Elabora dulces tradicionales franceses como el éclair de chocolate, la tatin con nata o el famoso café gourmand (café acompañado de 2 o 3 minipostres), con un toque moderno.
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Este otoño, además, su carta se ha nutrido de nuevas especialidades, como la ensalada Tierra de Trufa con huevo poché rebozado; el hueso a la francesa; la quiche lorraine; los huevos estrellados con trufa; el “Daube de joue” de buey con pasta; la entraña de buey con chalotas confitadas; la blanquette de ternera blanca de lechal con arroz pilaff; o la lasaña de espinacas con frutos del mar. Y para culminar, postres como el milhojas de vainilla, o el delicioso Tierra de Trufa, una crema suave (con textura cuajada, con polvo de cacao y trufa fresca negra.
Espíritu y alma gala
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El timón de Tierra de Trufa lo dirige Helen Thomas, cocinero francés por vocación y por tradición familiar, con larga experiencia en restaurantes de la Costa Azul y afincado desde hace unos años en Barcelona. Y en los fogones le ayuda el chef Riccardo Ialacci, con amplia experiencia internacional.
Tierra de Trufa se inspira en restaurantes como el famoso Chez Bruno, en Lorgues, un auténtico templo de la trufa.
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Por eso, de noviembre a febrero, su carta se viste con las mejores trufas negras frescas y aromáticas, seleccionadas en Francia (Périgord) o en España (Teruel, Pirineo, etc). De diciembre a febrero, llega la trufa blanca de Italia. Fuera de temporada, la carta sigue incluyendo platos con trufa conservada, deliciosa pero sin la explosión de aromas de la fresca.
Y como no podía ser de otra manera, los quesos y los vinos completan una despensa con D.O. francesa. Como es habitual en los bistrots, en el carro de quesos se ofrecen exquisitas variedades francesas que van variando en función de la temporada: quesos de cabra, vaca, oveja, como Roquefort, Saint Marcellin, Comté, Coulommiers, Mimolette, etc. Siempre van variando en función de la temporada y la mayoría proceden de pequeñas explotaciones artesanales del sur de Francia seleccionadas meticulosamente. Completan la oferta, una amplia carta de vinos, con más de 60 referencias, donde Francia es la protagonista, junto con una escueta selección de vinos catalanes y españoles.
Todo, en un ambiente acogedor y elegante, con una cómoda terraza, una extensa zona de barra, un salón comedor interior y un pequeño reservado VIP.
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