La belleza de los enclaves convierte a los deportes blancos en una buena excusa para viajar en compañía a la naturaleza más virgen. Paisajes únicos y momentos irrepetibles dónde los ‘fuera de pista’ pueden ofrecer experiencias inolvidables. Una sensación indescriptible que se experimenta todos los años y en la que Lolea estará presente.
A partir del pasado mes de diciembre y hasta final de temporada, Lolea se traslada a uno de los destinos nacionales favoritos de todos aquellos que disfrutan de este tipo de escapadas, Formigal. La estación, ubicada en Garment Valley, da la bienvenida por segunda vez a un espacio diferente de la marca en el que vivir instantes especiales juntos a aquellos que más quieres.
La cabaña Lolea será la mayor recompensa para todos aquellos que pasen unos días en la estación. Un lugar creado para el descanso y la diversión a cualquier hora del día. Aperitivo, comida o après-ski estarán cubiertas por una oferta amplia. Ahora, y gracias a la marca, en su versión más mediterránea.
Más de 180 kilómetros esquiables hacen de Formigal un destino con unas insuperables vistas pobladas de abetos, pinos o hayas. Un paisaje visible desde el espacio de Lolea que siendo fiel a su característica imagen cubre las paredes de sus reconocibles topos en rojo y blanco. Además, y como novedad, la cabaña contará con una terraza acristalada en la que diferentes DJs amenizarán los fines de semana.
Continuando la tendencia del norte de Europa, en su oferta será protagonista Lolea Garnacha orgánica Nº4 con clavo, canela y piel de naranja. Una bebida caliente que recuerda al glögg sueco o glühwein para los alemanes que demuestra que el vino atemperado puede convertirse en el compañero perfecto para un aprés ski al sol.
Ésta será parte de una carta gastronómica en la que no faltarán las otras cinco variedades de la marca que hacen de este lugar el idóneo para redondear la experiencia y sentirse como en casa mientras te diviertes rodeado de amigos.
LOLEA
