Introducir alimentos ricos en polifenoles en nuestra dieta puede ayudar a prevenir la obesidad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad aumenta a una proporción de 30 millones de casos al año[1] y España no escapa a esta tendencia. Según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 37% de la población española sufre problemas de obesidad. Esta enfermedad está reconocida como una pandemia mundial, afectando a más de 600 millones de personas y combatirla es uno de los mayores retos en el siglo en el que vivimos.

Un grupo de expertos a nivel nacional e internacional se han reunido entre el 4 y el 8 de noviembre en Madrid para analizar esta situación en el XVIII Curso Internacional Inmunonutrición en la Salud y el Bienestar, organizado por la International Society for Immunonutrition (ISIN) en colaboración con el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) del CSIC, entre otras instituciones.

El Dr. Francisco Tinahones, experto en Endocrinología y Nutrición y Director Científico del Departamento de Medicina Interna del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA), ha explicado que “la obesidad depende de una compleja interacción entre numerosos factores sujetos tanto a influencias genéticas como ambientales”. Y ha agregado que “en este sentido, se ha demostrado que existen diferentes patologías como enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus o el cáncer que están asociados al sobrepeso y conducen a una mayor incidencia de mortalidad en nuestra población”.

Durante su intervención, el Dr. Tinahones ha señalado que “para lograr una buena pérdida de peso existen varias líneas de acción, medidas terapéuticas y/o un aumento de la actividad física”. Además, ha añadido que “con un estilo de vida saludable, incluso una ligera pérdida de peso y 30 minutos de actividad física diaria, pueden mejorar significativamente los factores de riesgo metabólico”.

 

La importancia del papel de los alimentos ricos en polifenoles en nuestra dieta

El experto ha incidido en los beneficios demostrados de incorporar el patrón dietético mediterráneo a nuestro estilo de vida, no solo en lo que a alimentos se refiere, sino también a un adecuado bienestar mental y social y una actividad física adecuada. “Son muchos los hallazgos que demuestran los efectos beneficiosos para la salud cuando se introducen modificaciones basadas en el estilo de vida, para resolver los factores de riesgo metabólico en individuos con exceso de peso, particularmente aquellos con alteraciones metabólicas significativas”, ha precisado.

El Dr. Tinahones ha hecho hincapié en el papel relevante que juegan en nuestra dieta los alimentos ricos en polifenoles. “Existen más de 4.000 polifenoles naturales (sustancias de origen vegetal con poder antioxidante), e incorporarlos a nuestra dieta puede ayudar a paliar los efectos de un estilo de vida estresante, sedentario y sobrealimentado, algo muy propio de las sociedades antiguamente llamadas occidentales”, ha puntualizado.

Productos como la fruta, las hortalizas, el aceite de oliva, el vino, el té, la cerveza o el cacao, contienen estos antioxidantes beneficiosos, aunque el Dr. Tinahones ha explicado que “de poco sirve consumirlos de manera aislada. Un polifenol no es una molécula que funcione sola y debe incorporarse a la dieta con todo su entorno orgánico, ya que aún queda mucho por saber sobre dosis y concentraciones efectivas de los polifenoles”.

Efectivamente, la cerveza y el vino son bebidas fermentadas ricas en polifenoles y con un alto poder antioxidante, tal y como ha señalado el experto, “y su consumo puede ser interesante siempre que se haga acompañado de alimentos, en el marco de una Dieta Mediterránea, por adultos sanos y con moderación[2]”.

De hecho, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la Pirámide de la Alimentación Saludable las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava y sidra) de forma opcional y moderada. Pero hay que tener en cuenta que los efectos beneficiosos de estas bebidas se observan únicamente cuando el consumo es moderado y responsable, por parte de adultos sanos, en el marco de una alimentación sana y equilibrada. Además, si se está tomando medicamentos, si se va a conducir, y en el caso de las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, el consumo de alcohol debe ser cero.

Sin embargo, en este sentido, a la hora de hidratarnos, tal y como ha explicado el Dr. Tinahones, lo fundamental es optar por el agua, nunca menos de los 4-6 vasos al día, tal y como indica la Pirámide de la Alimentación Saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC).

 

[2] Según instituciones internacionales, el consumo moderado de alcohol no debe superar los 30 g/día en los hombres (tres cañas de cerveza tradicional o 600 ml) y los 20g/día para las mujeres (dos cañas o 400 ml), y es aconsejable ingerirla acompañada de alimentos sólidos