Los Hermanos Hernáiz abren una segunda época de Finca La Emperatriz

Eduardo y Víctor Hernáiz dejan atrás la primera etapa de Finca La Emperatriz y abren la puerta a una nueva época con su Finca La Emperatriz Gran Vino 2016, blanco y tinto

Corría 1855 cuando Napoleón III estableció la Clasificación oficial de los vinos de Burdeos, una ordenación que reconocía la importancia del viñedo para la posterior calidad de los vinos. En la Exposición Universal de 1878, su esposa, Eugenia de Montijo, obtenía el reconocimiento a los vinos elaborados en una finca de Rioja.

Parece que fue ayer, pero ya ha pasado casi un cuarto de siglo desde que en 1996 la familia Hernáiz adquiriera esa histórica finca de viñedo que perteneció a la emperatriz Eugenia. Veinticuatro años llevan los hermanos Eduardo y Víctor Hernáiz al frente de Finca La Emperatriz, un tiempo más que prudente para darle a su historia una vuelta de tuerca.

Se trata de un cambio sustancial que se resume en una gama compuesta por cuatro nuevos vinos, que responden al nombre de Finca La Emperatriz Gran Vino y El Jardín de La Emperatriz, ambos con un blanco y un tinto. Pero no se trata sólo de una nueva gama, y es que estos cuatro nuevos vinos sustituyen por completo a las marcas que hasta ahora había comercializado la bodega.

Los Hernáiz presentan ahora justamente sus Finca La Emperatriz Gran Vino 2016, un blanco monovarietal de Viura y un tinto con 18 meses de crianza en barrica elaborado con Tempranillo, Garnacha y Viura. Ambos se vinificaron con uvas procedentes de cepas con un promedio de 60 años, y recuperan el estilo de vinos finos y de guarda que dio gloria a la Rioja Alta. Y es que justamente ahí reside la clave del giro que realiza ahora la bodega: en el deseo de recuperar la esencia de la finca -algo que los Hernáiz no han dejado de buscar desde que llegaron aquí- para lo cual han cambiado el enfoque hacia el estilo bordelés. Un estilo que se encuentra en la médula de su historia, que es la finca de viñedo donde todo tiene origen.

Y a tenor del juicio de los críticos que ya lo han catado, este cambio de rumbo es acertado. Entre las valoraciones obtenidas hasta ahora, destacan los 97 puntos que Andrés Proensa le ha dado al Finca La Emperatriz Gran Vino Tinto 2016, y los 93 sobre 100 que Luis Gutiérrez para Robert Parker le otorga al Finca La Emperatriz Gran Vino Blanco 2016.

A estos Finca La Emperatriz Gran Vino les seguirá de cerca El Jardín de La Emperatriz, un sello que verá la luz en breve como segundo vino de la propiedad.


Finca La Emperatriz, doblemente singular

Este giro ha venido a coincidir con la nueva clasificación aprobada por el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja en 2017, que acredita los vinos según la singularidad de su origen. En la cúspide de esta nueva sistematización -que entró en vigor en julio de 2019- están los vinos de 'Viñedo Singular', una restrictiva categoría que exige, entre otras prescripciones, una edad mínima del viñedo de 35 años o la limitación en rendimientos. Un camino que, sin embargo, en La Emperatriz ya llevaban andando desde largo, por lo que el proceso de admisión no ha requerido adaptaciones o cambios sustanciales en la gestión de la finca.

Sólo 50 de las más de 600 bodegas riojanas han conseguido acreditar sus viñedos con esta máxima categoría; sólo 154 Ha del total de 65.841 de Rioja han obtenido la certificación de 'Viñedo Singular'. En términos porcentuales, las cifras dimensionan la realidad: son sólo el 8% de las bodegas y no llega al 0,25% el viñedo de Rioja que se acreditará como 'Viñedo Singular'. En ese 0,25% se encuentran las 30 Ha de Finca La Emperatriz, lo que hace de Viñedos Hermanos Hernáiz la bodega que ha apostado más decididamente por esta nueva categoría.

La legislación establece la añada 2017 como la primera en que los vinos podrán acreditarse con la mención 'Viñedo Singular', y distinguirá por tanto a esa añada del Finca La Emperatriz Gran Vino, tanto blanco como tinto.

Lo especial, en el caso de Finca La Emperatriz, es que esta singularidad se añade a la que ya marcan las características únicas de la finca y su origen histórico, por lo que puede decirse sin tapujos que se trata de un viñedo doblemente singular.


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