Nos ayudan constantemente en nuestro día a día. Las usamos para casi todo, desde alimentarnos hasta enfatizar nuestras expresiones, sin embargo, no les prestamos la atención que se merecen.
La piel de nuestras manos está expuesta a muchas agresiones diarias: sol, viento, agua, jabón, roces, golpes… Además, al no disponer de muchas glándulas sebáceas, su piel retiene peor la humedad, lo que favorece la deshidratación que, si no se remedia, puede derivar en problemas graves como fisuras o grietas.
Cómo aplicar la crema de manos
En primer lugar, es recomendable aplicar poca cantidad de crema varias veces al día que mucha cantidad de una sola vez. Así mantendremos las manos hidratadas y protegidas a lo largo de todo el día. Un buen truco es tener varios botes de crema en diferentes lugares de la casa (junto al lavabo o fregadero, en la mesilla de noche, en el bolso…).
Frota las manos levemente antes de aplicarla, ya que si están calientes la crema penetrará mejor. Comienza por las palmas para pasar después al dorso, la parte más castigada por las agresiones. No olvides terminar masajeando las cutículas y los dedos uno por uno.
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