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Pastelería y hoteles, una larga historia de amor

El idilio entre ambos se remonta a tiempos inmemoriales. El Gastrobar La Santa María, dentro del Hotel Barceló Málaga, ha trazado un recorrido por los hoteles cuyos dulces se han convertido en auténticos clásicos y se suma a la lista con sus nuevas T-art-aletas.

¿Hay un plan más otoñal que salir a merendar tarta? Sí, ir a degustarla al establecimiento que la vio nacer. Es curioso cómo algunas de las recetas más populares han salido de los hornos de un hotel. El hotel Barceló Málaga ha echado la vista atrás para contar la historia de estas tartas y, además, engrosar la lista con sus nuevas T-art-aletas, un postre que cada huésped puede decorar a su gusto. El recién estrenado Gastrobar La Santa María propone un plan cargado de color para todos los que, además de sentir pasión por la comida, deseen dar rienda suelta a su vena artística.

1.    T-ART-aletas by Barceló Málaga

El hotel Barceló Málaga abre esta lista aportando su granito de arena: las T-ART-aletas. De la mano del artista malagueño y #Local del hotel, Leo Peralta (@leoperalta), el Gastrobar La Santa María ofrece la experiencia de crear tartas personalizadas con mucho arte.

Este dulce combina lo mejor de una tarta y un lienzo en blanco. Los huéspedes podrán decorar a  mano su postre recubierto de fondant blanco para la ocasión. El resultado será un pedacito de arte tan instagrameable como delicioso. Aquellos que sientan pasión por los dulces y quieran pasar un buen rato pueden reservar esta experiencia en el hotel malagueño.

2. Sachertorte

Chocolate y más chocolate, esa es la receta de la tarta austríaca más famosa del mundo. Este icono de la pastelería fue inventado por Franz Sacher en 1832. Con 16 años, cuando era apenas un aprendiz, recibió el encargo de inventar un postre especial para el Príncipe Wenzel von Mettermich y sus invitados. La tarta consistía en dos capas de bizcocho de chocolate separadas por una fina capa de mermelada de melocotón y recubierto por una gruesa capa de ganache de chocolate.

Su hijo, Eduard, continuó con el legado de su padre y en 1876 abrió el Hotel de l’Opera con restaurante. Pronto pasó a llamarse Hotel Sacher y hasta día de hoy sirve la “Sacher-Torte” original. En Austria, esta tarta es una institución en sí misma y tiene su propio día nacional, que se celebra el 5 de diciembre.

3 . Red Velvet

Muchos claman que el origen de la Red Velvet está en los estados sureños de EE.UU. pero la primera receta de esta tarta universal tal y como la conocemos proviene de las cocinas del Waldorf Astoria en Nueva York. Erin Allsop, la documentalista del Waldorf-Astoria, ha rebuscado en sus archivos  y posiciona el debut de la tarta en su pastelería en la década de 1930.

La controversia también afecta al nombre de Red Velvet, también conocida como “Devil’s food cake”. No está claro si se debe al color del cacao natural sin alcalinizar con el que se hacía el bizcocho o al azúcar moreno, antiguamente denominado “red sugar”. Con el desabastecimiento de la Segunda Guerra Mundial se empleó la remolacha hervida para conseguir el tono carmesí de la tarta. Hoy en día, la receta ha sustituido el cacao por colorante pero sigue manteniendo el espíritu de esta tarta neoyorquina que cumple un siglo de popularidad.

4. Tarte Tatin

Manzanas y tartas viven su propio idilio de amor. Apfelstrudel, apple pie, hojaldre de manzana y otros cientos de variantes inundan hornos allá donde crezcan manzanos. La tarta tatin es una de ellas y nació por accidente en el Hotel Tatin, un pequeño hotel familiar en Lamotte-Beuyvron, Francia. Su peculiaridad es que se trata de una tarta al revés. Las manzanas, caramelizadas con mantequilla y azúcar, se ponen debajo y la masa encima.

Cuenta la historia que la receta surgió cuando una de las hermanas Tatin cocinó las manzanas más de la cuenta y para no desperdiciarlas les puso pasta filo encima y lo hornearon todo. Al darle la vuelta con cuidado, el resultado fue tan exitoso que dio lugar a uno de los postes más conocidos de la cocina francesa.

5. Napoleon cake

El pastel Napoleón es un dulce típico de Rusia aunque es descendiente de la receta francesa del mille-feuille (milhojas). Su popularidad se extiende por los territorios de la antigua Unión Soviética y llega hasta Noruega. El Gran Hotel de Oslo es un emblema nacional por el que cada año desfilan los nominados al premio Nobel. En su interior aloja el Grand Café, la cafetería en la que Henrik Ibsen comía cada día. Según cuentan, el autor rechazaba cualquier conversación hasta que no se hubiera terminado su porción de pastel Napoleón. Este milhojas con crema pastelera es el dulce más aclamado de Oslo y puede degustar hoy en día acompañado de confitura de frambuesa.

6. Princess cake

El pastel más icónico y más alegre de Suecia debe su nombre a un libro de recetas de la pastelera de la casa real Sueca. Allí se incluía un dulce llamado grön tårta que pasó a conocerse como Princess cake por ser el favorito de las princesas. El Hotel Continental de Estocolmo  puede presumir de tener en su interior una muestra de la tarta original. Vete Katten, estandarte de la pastelería sueca, ofrece desde su pequeña tienda en el hotel la versión más  cuqui y tradicional del postre nacional.