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Los desfibriladores van al cole


Los colegios de la Comunidad de Madrid deben contar a partir de septiembre con desfibriladores para atender posibles paradas cardíacas en el centro, una medida que contribuirá a salvar vidas

A partir de este curso, los desfibriladores serán un compañero de clase “obligatorio” en todos los colegios de la Comunidad de Madrid, de forma que tanto profesores como alumnos se familiarizarán con las técnicas de primeros auxilios y atención temprana ante paradas cardíacas.

El 12 de septiembre del pasado año, la Comunidad de Madrid reguló, a través del Decreto 78/2017, la obligatoriedad del uso de desfibriladores de uso público en determinados espacios, públicos y privados, entre los que destacan todos los centros educativos de la región.

Esta normativa da un impulso a la cardioprotección en las escuelas ofreciendo una seguridad añadida a alumnos, claustro de profesores, trabajadores y familiares; incluso a personas del vecindario y transeúntes en caso de que se produzca un paro cardíaco. Además de instalar los desfibriladores, los centros recibirán formación en Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y Soporte Vital Básico (SVA).

Esta iniciativa se completa con otras, como la impulsada desde el Ayuntamiento de Madrid y su Programa Alertante, desarrollado por el SAMUR, que imparte formación gratuita en RCP y SVA en colegios de enseñanza primaria y secundaria, así como la participación de empresas como en el caso de B+Safe con su proyecto de responsabilidad social Proyecto+Vida.

La Fundación Española del Corazón y el Proyecto+Vida ofrecen formaciones gratuitas a profesores y alumnos, con el fin de que los niños tengan los conocimientos básicos y la capacidad de actuar en caso de emergencia, para que sean conscientes de que todos somos capaces de salvar vidas. Un claro ejemplo la importancia de estas formaciones es el niño de 4 años que salvo la semana pasada la vida de su madre llamando al 112.

Los centros educativos cardioprotegidos deberán contar con al menos un desfibrilador, conectado a la red de emergencias de Madrid (112), que cumpla con los requisitos establecidos de mantenimiento, registros y con personal formado en el uso del desfibrilador y en RCP/SVB.

En España se producen anualmente más de 30.000 paradas cardíacas anuales, unas cifras que según los expertos pueden reducirse con la instalación de desfibriladores en espacios públicos.

Un desfibrilador es un equipo de muy fácil uso que ayuda a restablecer el ritmo cardíaco de una persona en parada cardíaca. Aplicado junto a la RCP en los primeros minutos aumenta las posibilidades de supervivencia hasta un 90%.

“Es muy importante que los jóvenes sepan cómo actuar ante una parada cardíaca para poder salvar vidas. En los talleres que realizamos en las escuelas de RCP y Soporte Vital Básico y uso del desfibrilador, hemos comprobado la facilidad que tienen de adquirir estos conocimientos de forma rápida”, explica Nuño Azcona, Director General de B+Safe.

Solución DOC®

Los avances tecnológicos han permitido crear DESA fáciles de utilizar por personal no sanitario y con las máximas garantías de calidad y seguridad.

B+Safe ha patentado la solución DOC® (Desfibrilador Operacional Conectado) única del mercado que ofrece todas las soluciones integradas en el propio equipo que permanece conectado y operativo las 24 horas del día. El desfibrilador semi-automático Philips, unido a un sistema de comunicación, garantiza 24 horas los diferentes servicios de telecontrol, geolocalización, tele-asistencia, asistencia verbal directa que Allianz Assistance presta al usuario, alerta automática de socorro. Además, B+Safe dispone de un centro de atención telefónica y equipo técnico propio para su mantenimiento.


Espacios cardioprotegidos ‘conectados’

La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población, ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos.

Estas zonas cuentan con, según la superficie y la afluencia de público, al menos uno o varios desfibriladores, con un adecuado servicio de mantenimiento y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.

Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador.  El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es en los primeros 5 minutos.

Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, Cadena de Supervivencia:

1. Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
2. Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
3. Desfibrilación temprana.
4. SVA y cuidados post-resucitación.