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KRUG ROSÉ: una degustación exclusiva para los momentos especiales de la vida

La llegada de Krug Rosé se esperó, por decirlo así, ansiosamente. Durante muchos años antes de tomar la decisión de producirlo, los amantes de Krug en el mundo entero habían reclamado que Krug realizara un champagne rosado de su propio estilo, pero inicialmente, ni Henri ni Rémi Krug estaban convencidos del todo de producir un rosado, ya que pensaban que era una especie de artificio. Por entonces, la mayoría de los champagnes rosados existentes en el mercado eran oscuros, dulces y pesados.

Finalmente, animados por la extraordinaria cosecha de 1976, iniciaron un experimento secreto. Los racimos de Pinot Noir se fermentaron durante poco tiempo y se mezclaron con Pinot Noir, Chardonnay y Meunier fermentados tradicionalmente, con cierta proporción de vinos de reserva. Según la costumbre de la Maison, en función del sabor deseado se imaginó un tipo de producción, y el magnífico color cobrizo fue una consecuencia natural.

En 1983, unas cuantas botellas salieron de las bodegas y Henri y Rémi Krug le sirvieron la primera copa a su padre, Paul Krug II, que ignoraba el experimento. Un solo sorbo bastó al abuelo Krug para acabar con todas las dudas. "Alguien nos está copiando el estilo", exclamó, con lo que todos entendieron que Krug podía tener un Rosé creado según el estilo de la Maison. Se trata de un champagne tan intensamente fresco, tan seductoramente sedoso con notas de bayas silvestres, especias exóticas y flores concentradas, que representa una tajante ruptura con lo convencional.


KRUG ROSÉ | NOTAS DE CATA E INSPIRACIÓN PARA EL MARIDAJE

Krug Rosé es definitivamente el inconformista de todos los champagnes de Krug. Recreado cada año, encapsula el mismo espíritu creativo del Krug Grande Cuvée, una demostración sublime del arte del “assemblage” de Krug.

Es un placer inesperado, que sorprende en cada sorbo con su textura, color y sabor. Nos muestra una paleta aromática amplia y extensa, inusual para un champagne Rosé.

Sus aromas radiantes, revelan armonías entre el hojaldre y la tarta de frutos rojos, desenvolviéndose hacia frutas silvestres y especias, así como miel y cítricos. Sus acentos florales y notas a frutos secos cautivarán los más exigentes paladares. Su extrema delicadeza se ve reforzada por la sutileza de sus finas y elegantes burbujas.

La deliciosa frescura de Krug Rosé contrasta maravillosamente con las especias cocinadas a fuego lento y amplifica platos ricos y sabrosos para crear una suntuosa aventura gastronómica. Krug Rosé se puede disfrutar solo o con foie gras, cordero, carne blanca, carne de venado o anchoas, así como platos muy sabrosos y picantes.

Con un tiempo de maduración de al menos seis años en las bodegas de la Maison, Krug Rosé marida a la perfección con cualquier exquisita gastronomía, jugando al mismo tiempo con una sensual composición musical.


LA MAISON KRUG | EL SUEÑO DE UN HOMBRE

La única Maison que elabora sólo champagnes de Prestigio todos los años desde 1843. Los champagnes de Krug se caracterizan por la absoluta atención al detalle y la artesanía en el proceso de elaboración.

La historia de la Maison Krug ilustra la hermosa aventura de un visionario, Joseph Krug, quien entendió que la esencia del Champagne es el placer, ofreciendo a sus clientes lo mejor de cada añada independientemente del impacto climático del año, evitando la espera de una buena cosecha para elaborar un gran champagne.

La elaboración de los Champagnes de Krug se basa en un método absolutamente único en la Champagne, marcado por la obsesión en el detalle y la búsqueda permanente de la excelencia.

Un respeto absoluto por la individualidad de cada viñedo, una filosofía al servicio de la altísima calidad, la mezcla de vinos conocido como "assemblage", y el larguísimo tiempo de maduración de los champagnes Krug en sus bodegas, son los elementos del proceso de elaboración artesanal de Krug desde 1843.


www.krug.com