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Cuando el remedio puede ser peor que la enfermedad: tractores contra el coronavirus y otros riesgos

En un momento tan difícil como el actual, donde la pandemia del coronavirus ha paralizado toda nuestra actividad y se ha llevado por delante la vida de miles de personas en nuestro país, no han parado de sucederse iniciativas solidarias y de apoyo mutuo que tratan de suavizar esta dura realidad. Sin embargo, en algunas ocasiones, este tipo de gestos cargados de buena voluntad puede ocasionar graves consecuencias no contempladas.

Desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental alertan de que un ejemplo de ello puede llegar a ser en algunos casos el barrido que numerosos agricultores realizan cada día por los espacios públicos de múltiples municipios de toda España arrojando una mezcla de hipoclorito y agua contra el coronavirus. Así lo afirma la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta, quien alerta de que, “por intentar controlar un riesgo se pueden generar otros incluso mayores”.

“Sin duda se trata de iniciativas loables y que, una vez más, dan muestra de cómo nuestra sociedad está decidida a actuar unida a la hora de tomar medidas y plantarle cara a esta fatal pandemia. No obstante, en lo que se refiere a las desinfecciones de espacios, no debemos olvidar que solo la acción y procedimiento adecuados será lo que nos asegure el resultado esperado”, explica Fernández de Lezeta.

En el caso de la desinfección de las vías públicas el Ministerio de Sanidad recomienda la desinfección con hipoclorito sódico al 0,1% mediante aplicación con mochilas pulverizadoras (20 ml. de lejía común por litro de agua). “Cualquier producto químico mal utilizado tiene un riesgo”, continúa la directora general de ANECPLA, “la lejía está clasificada como un producto corrosivo y peligroso para la fauna acuática y, por lo tanto, es muy importante que se emplee en la dosis eficaz contra COVID-19 y mediante sistemas de aplicación localizados. De lo contrario, un uso inadecuado puede llegar a poner en riesgo la salud de las personas y provocar graves consecuencias en la fauna acuática, además de un nefasto impacto medioambiental”.

Asimismo, desde ANECPLA recuerdan que, siguiendo igualmente las directrices marcadas desde el Ministerio de Sanidad, es fundamental el previo lavado y barrido de las calles, ya que, en caso contrario, la desinfección, directamente, no será efectiva. Y añaden que en cualquier caso las desinfecciones en la vía pública son siempre mucho más eficaces y seguras si se llevan a cabo mediante técnicas de pulverización y empleando las dosis recomendadas.

De esta manera, en primer lugar, hará falta realizar el barrido (preferiblemente húmedo para evitar posibles dispersiones) de vías públicas, con el fin de eliminar la presencia de residuos y materia orgánica. A continuación, se llevará a cabo la limpieza de calles con los camiones disponibles a tal efecto, utilizando agua con los detergentes tensioactivos específicos para la limpieza de las vías. Tras ello, se podrá proceder a la desinfección con hipoclorito sódico al 0.1% (20 ml de lejía común por litro de agua), mediante aplicación con mochilas pulverizadoras. Para la aplicación de esta pulverización, los operarios deberían contar con los equipos de protección personal adecuados.

“Es importante la colaboración de todos para evitar el incremento en las cifras de contagios”, reconoce Fernández de Lezeta, “pero a veces por controlar un riesgo, se pueden desencadenar otros mayores. Seguir todo el protocolo es fundamental pero, más importante si cabe, es que el trabajo lo realicen profesionales con la debida formación y acreditación que conozcan los productos y las dosis recomendadas, para que así no solo puedan prestar un buen servicio, sino que además no pongan en riesgo su propia seguridad, ni la salud de las personas que transitan las calles a la vez que se realiza el tratamiento, no deterioren enseres y mobiliario urbano, y no dañen el medioambiente”.

Además de las vías, la desinfección de superficies está especialmente recomendada en espacios más sensibles en la actual situación, tales como la proximidad de centros sanitarios, grandes supermercados y centros de distribución de alimentos, así como zonas de la ciudad con asentamientos urbanos fijos o de pernocta de personas sin hogar. Sergio Monge, presidente de ANECPLA, indica que “para esta desinfección de superficies de bancos, farolas, o cualquier otro elemento del mobiliario en la vía pública, habrán de utilizarse desinfectantes virucidas autorizados por el Ministerio de Sanidad.

Otro de los riesgos sobre los que la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental considera importante poner el foco es la falsa creencia de que, una vez desinfectados determinados espacios éstos garantizan su protección durante un tiempo. “Ningún desinfectante tiene capacidad residual. Esto significa que en ese momento contra los virus con los que entra en contacto, pero su actividad no permanece en el tiempo. Los tratamientos de desinfección realizados en la vía pública aseguran una disminución de la carga viral que había en el momento en el que se hace la desinfección, pero nada más”, explica con contundencia Monge.

Ahora que desde el pasado lunes muchos individuos han vuelto a sus puestos de trabajo, tan necesario como que retomen su actividad con los equipos de protección y las medidas de higiene que garanticen la seguridad, lo es el mantenimiento de las labores de desinfección, advierten desde ANECPLA. Así lo señala Milagros Fernández, quien advierte de que “pensar que una vez que hemos realizado las labores de desinfección en un espacio determinado éste está inmunizado contra futuras amenazas del virus sería un error imperdonable. Insistimos, no deben relajarse las labores de desinfección de los espacios de trabajo que estén siendo utilizados”. Y puntualiza, “lo mismo debe tenerse presente en espacios públicos como estaciones o transportes públicos que vuelven a estar más transitados, así como espacios de uso intensivo durante esta pandemia como centros sanitarios, o lugares de especial riesgo como residencias de mayores”.

Desde ANECPLA quieren recordar que los trabajos de desinfección no deben, no obstante, hacer que los ciudadanos se relajen, sino que “desde lo individual debemos continuar alerta y seguir con esta nuevas costumbres adquiridas de lavarnos las manos con agua y jabón con asiduidad, evitar tocarnos los ojos, la boca o la nariz con las manos, desinfectar las superficies más susceptibles de ser tocadas en nuestros hogares, y otras tantas que han entrado a formar parte de nuestro día a día”, indica Monge. “Parece que las actividades de desinfección y todas las demás acciones que se han puesto en marcha comienzan a dar resultados. Esta tendencia a la baja no debe hacer, no obstante, que bajemos la guardia en cuanto a rutinas de higienización y de desinfección de espacios. Que todos continuemos con estas labores es vital para erradicar definitivamente la propagación de este peligroso virus en el menor tiempo posible”.

Al mismo tiempo, recomiendan evitar contratar empresas no debidamente acreditadas, para lo cual recomiendan acudir a las empresas incluidas en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas (ROESB), dado que en las últimas semanas han sido detectados casos de intrusismo en el sector de la desinfección de ciertas empresas de diversos sectores no especializados en desinfección (jardinería, piscinas…) o trabajadores de otros colectivos no autorizados, sin la formación, productos ni equipos específicos tanto para la labor de desinfección como para la protección de los individuos.

www.anecpla.com