Los recursos naturales más importantes para un buen vino son el clima y el suelo

En 1970, millones de americanos llenaron las calles, parques y auditorios para reivindicar la importancia de la Tierra y concienciar sobre los problemas de sobrepoblación, contaminación y la conservación de la biodiversidad que se están produciendo. Así nació el Día Mundial de la Tierra, y Corporación Vinoloa, empresa dedicada a la distribución de vino con marcas propias, también ha querido rendir homenaje a nuestro planeta analizando los recursos naturales imprescindibles para conseguir un buen producto.

El tipo de suelo y el clima, así como los cuidados que se les proporciona a la uva tiene una gran influencia en la naturaleza y calidad del vino final. De hecho, no existen dos viñedos capaces de producir la misma bebida, aunque las fincas estén juntas.

El primer paso para lograr un resultado óptimo es conseguir que las condiciones del viñedo sean adecuadas. Cada viñedo cuenta con unos factores naturales únicos, específicos e identificables que en su globalidad reciben el nombre de terruño. Es por esto por lo que un buen vino de calidad no se puede producir de manera ilimitada.

Además del terruño, la situación de las plantas, el clima y el suelo, son las tres características a tener en cuenta a la hora de comenzar con el viñedo porque estos factores determinan el tipo de uva que se puede cultivar así como lo bien que se puedan desarrollar de un año para otro.

La disposición de las plantas

Hay que tener en cuenta la exposición a la luz que van a recibir las plantas de forma directa así como la cantidad de horas al día ya que la falta de sol puede provocar que las uvas no maduren correctamente impidiendo su pleno desarrollo. La fotosíntesis de la uva dará esos toques azucarados al zumo porque es en este momento de la planta en la que se extraen todos ellos.

La inclinación y el drenaje del terreno cuentan con una importancia muy elevada pues los viñedos en pendiente suelen tener un mejor drenado y están menos expuesto a las heladas durante la primavera, aunque la erosión de este tipo de suelos es también bastante más elevada. Además, la accesibilidad al viñedo es un factor que valorar en la producción del vino pues afectará a la facilidad con la que se pueda cultivar y vendimiar.

 

El clima, el factor más determinante

Las uvas necesitan calor y un adecuado nivel de humedad para sacar todo su potencial y producir buenos vinos. Por ello, el mejor clima para el vino es el templado, ya que la combinación entre el frío y el calor ayuda a que las uvas tengan una correcta maduración.

Los sabores del vino dependerán de las circunstancias en las que se hayan cultivado los viñedos. Un clima cálido y seco la planta de la vid ofrecerá frutos ácidos y muy ricos en azúcares dotándole a la bebida de un sabor dulce y potente. La maduración en estas condiciones es más rápida y el vino tendrá un intenso aroma a fruta madura. Por el contrario, las uvas cosechadas con bajas temperaturas tienen un proceso de maduración largo.

La acción del cambio climático ha modificado algunos zumos consiguiendo resultados beneficiosos para la bebida al conseguir una excelente maduración y mayor calidad en comparación con añadas anteriores mientras que para otros, han perdido su estilo y características tradicionales.

El suelo, el carácter del vino

La superficie en la que va a nacer la uva que, más tarde formará el vino, es muy importante porque le va a aportar el alma a la bebida. El mejor terreno para esta plantación son los suelos pobres, suelto y con buen drenaje. La vid debe luchar por conseguir la mayor cantidad de agua para su supervivencia pues, de otro modo, la uva resultante sería muy grande y sus compuestos internos estarán muy diluidos. El resultado serían vinos aguados y muy sosos. Un suelo fértil permite plantar muchas plantas por hectárea para crear competitividad entre ellas y limitar, de esta forma, en crecimiento excesivo. 

Además, se debe evitar el suelo salino porque la vid es muy poco tolerante con ella. Por ello, hay que tener en cuenta que los minerales que requiere la vid son el nitrógeno para el desarrollo, el potasio para el metabolismo y el fósforo para transportar las sustancias y favorecer al metabolismo.

 

SOBRE CORPORACIÓN VINOLOA:

Corporación Vinoloa nace de la unión entre la tradición elaboradora de vinos de Rioja y el trabajo en un nuevo proyecto de viticultura, enología, ayudando a la conservación del Medio Ambiente y apostando por I+D, lo que ha dado como fruto una nueva imagen, una nueva marca.