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Marcos Olazabal Janson: Cuando la gastronomía es un deporte de riesgo


Te presentamos el creador del emblemático restaurante Cabaña Marconi

Acostumbrado a la conquista de cumbres borrascosas Marcos Olazabal Janson es capaz de mezclar ingredientes como la adrenalina al sosiego y la quietud de la cocina de autor.
 
Que la aventura estuviese en su destino nos lo revelan sus apellidos, cada uno con un pie en un continente diferente. Español de nacimiento, en sus venas corre sangre mejicana y sueca, mundos lejanos cuyas fronteras se disuelven en las páginas de su pasaporte, un diario de viajes lleno de anécdotas.
 
A las grandes alturas y a las olas del océano Marcos Olazabal ha sabido conciliar uno de los oficios más difíciles del mundo, la hostelería. En 2012, tras haber sido un socio fundador de la Alpargatería, con casi una veintena de restaurantes en la capital, Marcos decide apartarse del bullicio de la vida urbana para retirarse entre encinas centenarias y dar vida junto a su socio Juan San Martín, a un ambiente que pudiera fundir su pasión viajera con la creación gastronómica.
 
Fue así que nació Cabaña Marconi, un lugar de ensueño donde la cultura nórdica se funde a la perfección con las tradiciones culinarias del Mediterráneo. Cómplice de este innovador proyecto que ha sabido convertir un viejo merendero perdido en el bosque en una moderna instalación de madera y cristal, ha sido Sofía Olazabal, hermana de Marcos y prueba de que las inquietudes, en este caso artísticas, son un sello de familia.
Al igual que la decoración, los platos de la carta son una serie de relatos cortos capaces de contar perfumes y sabores de aquellas tierras que su autor ha pisado y vivido intensamente.
 
Del amor por Biarritz y sus olas que atraen a los amantes del surf de toda Europa, nacen los Moules à la crème, mientras que los Alaskan King Crab Legs son una reminiscencia de las prácticas del esquí de travesía en Alaska.
 
Aunque en la carta brillan curiosidades gastronómicas procedentes de todo el mundo, un lugar privilegiado lo ocupa Suecia y el mítico mercado gastronómico de Estocolmo, lugar de inspiración para Marcos Olazabal. Cabaña Marconi ofrece una serie de delicatessen procedentes de los países bálticos que sería imposible degustar en cualquier otro restaurante de España como el caviar sueco de Kalix, las Toast Skagen, el salmón marinado en salsa de eneldo y las albóndigas suecas.