Al día

La llegada de la Navidad acentúa las causas del síndrome del “comer emocional”

Muchas de las personas que llegan a las consultas de Coaching Club, centro de terapias y coaching grupal pionero en España, en estas fechas tiene que ver con sus sensaciones de estrés a causa de las cercanía de las navidades y cómo alrededor de la comida, se presentan historias muy diversas. Así, el estrés generado por los temas derivados de la Navidad y los actos sociales relacionados crean un aumento en el estrés que se ve reflejado en la comida y los hábitos de la alimentación.

En algunos casos la cena navideña y el  acto de comer,  las reuniones familiares y las próximas cenas de empresas, resulta excesivo y se da la paradoja, que la manera de  evitar conectarse con el estrés o el dolor asociado algún tema pendiente con la familia o con el trabajo pase por el típico atracón navideño.

El síndrome de “Comer emocional” consiste en utilizar la comida para distraer o anestesiar estados emocionales intensos. Algunas personas eligen el alcohol, el tabaco, las drogas o las compras compulsivas buscando alivio. De todas formas, el regulador emocional más elegido sigue siendo comer ya que es el que socialmente está más aceptado .

La relación de  las emociones con  la comida Es fundamental entender que el vínculo que establecemos con la comida no es otra cosa que nuestra forma de percibir el mundo todo. La comida es un vínculo y como tal está cargado de cuestiones culturales, emocionales y sociales; ¿Qué pasa cuando utilizamos esta relación que tenemos con la comida para suplir otras cuestiones? Por ejemplo, para tranquilizar una angustia o la ansiedad ante alguna situación que nos excede, como sustituto de algo que sentimos que nos está faltando en la vida , un trabajo, una relación, la dificultad para sociabilizarnos adecuadamente o para simplemente aceptar la etapa vital en la que nos encontramos”, explica Verónica Rodríguez Orellana, Directora y terapeuta de Coaching Club. 

Tipo de causas emocionales

Entre las causas emocionales que pueden llevarnos a comer en forma automática podríamos mencionar.

1-Comer por estrés: El masticar supone un gasto de energía y al implicar una forma de desgarrar y triturar (actividad vinculada a la agresión) se transforma en una forma de reducir la ansiedad, forma rápida y pasajera pero al alcance de cualquier persona.

2-Comer por tristeza: Algunas personas presentan un estado de ánimo muy bajo , sin entusiasmo para realizar tareas habituales, que notan como instintivamente aumenta su deseo de consumir chocolate, alimentos estimulantes, carne y otros productos ricos en proteínas e hidratos de carbono. Estos alimentos tienen en su composición química elementos que aumentan los niveles de serotonina, neurotransmisor que se encuentra disminuido cuando el ánimo está deprimido.

3-Comer por insatisfacción: Si tenemos en nuestro interior una sensación de vacío, intentamos llenarlo, y comer es una forma fácil de hacerlo. El hecho cierto es que la comida nos distrae y produce una sensación de bienestar breve y fugaz, un efecto pasajero: luego de un rato volvemos a sentirnos como antes.

4-Comer en exceso por carencia afectiva: En un intento de recrear episodios felices de la propia historia vinculados en general a la madre nutricia.

5-Comer en exceso como forma de castigo: Una manera de provocar el aislamiento por no sentirse merecedor/a de afecto. Generalmente se vincula a la  culpa por algo que se hizo o se pensó, y se auto-castiga engordando.

6-Comer en exceso por miedo: Como modo de protegerse dentro del cuerpo, miedo a dejar de ser niña/o , miedo a mostrarse deseada/o, miedo a tomar responsabilidades.

7-Comer en exceso por influencia de los seres queridos: El temor a la desnutrición o el mito que afirma que la gordura es sinónimo de salud.

El aprendizaje de habilidades para la gestión de las emociones resulta imprescindible, además de desarrollar la capacidad para sentirlas y expresarlas a través de la palabra, ejercitando paralelamente, la capacidad de autodominio y auto conocimiento.

En las sesiones de Coaching, trabajamos con estos temas muy habitualmente y los estructuramos con el cliente en tres pilares fundamentales que tienen que ver con una cuestión de actitud, un replanteamiento de un estilo de vida, un nuevo enfoque en su alimentación y un entrenamiento emocional”, explica Verónica Rodríguez Orellana.

  • La actitud tiene que ver con la posibilidad de modificar progresivamente el modo en que se piensa y se siente respecto del cuerpo, la comida y el movimiento, para fortalecer la decisión de hacer un cambio en la vida, aprendiendo a conocer y utilizar técnicas para reducir la ansiedad y el estrés.
  •  
  • El estilo de vida tiene que ver con aprender nuevas conductas y maneras de gozar de la vida, de las relaciones y hasta de sí mismo, sin falsos apoyos como la comida, el atracón o la dieta exagerada, aprender a fortalecernos de manera individual y en grupo.
  •  
  • Referente a la alimentación, hay que disfrutar de la comida sin culpa. La alimentación equilibrada es una de las claves para mejorar el estilo de vida. No hay alimentos prohibidos, sólo conviene dar más preferencia a algunos y menos a otros.
  •  

En cuanto al entrenamiento emocional, el coaching de grupo es un aliado excelente que entrena al cliente en las habilidades de manejo y adaptación a su situación particular y a su vida cotidiana. Las personas aprenden a seleccionar los objetivos para poder modificar su alimentación, aumentar su actividad física, controlar su peso de forma efectiva, reconocer síntomas, etc. El grupo sirve de apoyo para manejarse con éxito en situaciones como salidas a comer, fiestas, fines de semana, momentos de presión y estrés.

www.coachingclub.es