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Deoleo estima un enlace para la campaña aceitera 2016/17 de 350.700 toneladas

Deoleo, líder marquista en aceite de oliva, presenta el Informe Deoleo 2015/16 con las estimaciones de producción, consumo y remanente de la campaña en curso. Así, Deoleo prevé un enlace para la campaña aceitera 2016/17 de unas 350.700 toneladas, una cifra consistente y adecuada para empezar la siguiente campaña sin presiones.

La cifra de producción estimada para la campaña 2015/16,  a punto de finalizar, es de 1.400.000 toneladas. Teniendo en cuenta las existencias iniciales de la campaña anterior (180.700) así como una previsión de importaciones en torno a 130.000 toneladas, las disponibilidades totales de la campaña actual se situarían aproximadamente en 1.710.700 toneladas, una cifra que permite responder de forma suficiente tanto a la demanda interna como a las exportaciones. Con una previsión de salidas (consumo interno + exportaciones) de 1.360.000 toneladas, quedaría por tanto un enlace para la campaña siguiente de 350.700 toneladas, un 94% más que el remanente de la campaña anterior.

A pesar de que la climatología no ha sido buena en esta campaña, la cosecha ha superado las expectativas fundamentalmente por venir de un momento de baja cosecha (campaña 2014/15) y, por tanto, de un olivar menos agotado en su floración, es decir, por efecto de la vecería. Además de las escasas precipitaciones, que incidieron en el calibre de las aceitunas, las altas temperaturas en la floración dieron menos cuajado de fruto y las temperaturas de verano se reflejaron también en el tamaño. Sin embargo, al inicio de la recolección, las lluvias otoñales mejoraron en gran medida el calibre y el estado general del cultivo.

Respecto a los precios, durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, los precios tendieron a la baja, alcanzándose en febrero de 2016 precios de 3,34 €/kg en el aceite de oliva virgen extra y, en enero, 3,19 €/kg para el virgen y 3,02 €/kg para el lampante.

El Informe Deoleo se completa con las estimaciones de producción, consumo, importaciones y exportaciones de los principales países productores de la cuenca mediterránea, como Italia, Grecia y Túnez, así como de nuevos países productores del hemisferio sur y previsiones de consumo en otros mercados de consumo relevante. Con todo ello Deoleo aspira a hacer una radiografía del mercado del aceite de oliva a nivel mundial que permita a los principales operadores del sector en España valorar la coyuntura y el potencial del mercado.

Los retos del sector ante el aumento de la producción mundial

En esta edición del Informe se ha incluido un análisis de los retos a los que se enfrenta el sector ante la tendencia al alza de la producción fuera de la cuenca mediterránea y la tendencia de algunos de esos nuevos países productores a implantar estándares de calidad propios, al margen de los del COI, en un afán proteccionista que podría perjudicar las exportaciones europeas.

En los últimos 20 años la producción mundial de aceite de oliva ha subido casi un 50%. Este incremento se ha debido fundamentalmente a dos factores: por un lado, el aumento de la producción en terceros países y, por otro, la modernización y mecanización del olivar en los productores tradicionales, que permite mayores rendimientos.

Si repasamos las cifras de producción y consumo mundial de los últimos años, parece lógico que, ante la expansión del consumo de aceite de oliva se amplíe la globalización de la producción. Ahora bien, los riesgos, para España fundamentalmente como primer país productor y exportador, vienen ante la deriva proteccionista que están tomando algunos de esos nuevos países productores, Australia y Estados Unidos, principalmente, y el posible contagio proteccionista en otros países de reciente incorporación a la producción.

En 2011 Australia se desmarcaba con la aprobación de una normativa propia, independiente de la del COI, promovida por la ONG Standards Australia. Tres años después, California creaba del Olive Oil Comission for California (OOCC), un equivalente al COI de ámbito local que ese mismo año aprobaba una normativa de calidad propia que establecía estándares químicos más restrictivos que los del COI, aunque dejaba fuera de control otros parámetros responsables de identificar la autenticidad del aceite de oliva virgen extra, lo que haría más fácil su adulteración.